Jutbah Semanal

Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.

SEGUIR FIRMES EN LO QUE APRENDIMOS

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Respetados hermanos y hermanas, dice Allâh Altísimo en el Sagrado Qurân: “Ni su sangre ni su carne ascienden a Allâh, lo que llega a Allâh es vuestro temor de Él. Así es como os los ha puesto a vuestro servicio para que ensalcéis a Allâh por haberos guiado. Y da las buenas noticias a los que hacen el bien” [Sûrah Al-Haÿÿ (22), âyah 37].

Dice también: “¡Creyentes! Se os ha prescrito el ayuno al igual que se les prescribió a los que os precedieron. ¡Ojalá tengáis temor (de Allâh)!” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 183].

Y dijo nuestro amado Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Di: creo en Allâh y luego obra con rectitud”. También dijo en otro hadîth: “Quien teme que suceda algún imprevisto durante el viaje, se pone en marcha en los momentos de más energía y seguridad; y quien así lo hace llegará a su destino. Sepan que el producto que ofrece Allâh es caro, sepan que el producto de Allâh es el Ÿannah” [Tirmîdhî].

Respetados hermanos y hermanas poco a poco van quedando atrás de nosotros los días benditos y provechosos de Ramadân y el Haÿÿ. Se acaban dos temporadas de aprendizaje y práctica constante. Días en los que se forja la fe inquebrantable del creyente a través de los esfuerzos  en la adoración. ¿Qué lección nos queda? ¿Qué nos espera ahora? Intentaremos esclarecer eso en nuestra jutbah de hoy, para que el beneficio de Ramadân y la Peregrinación no se limiten solo al pasado, sino que persistan e incluso crezcan con los días, mientras esperamos con ansias que Allâh nos permita disfrutar de ambas temporadas el año que viene.

Hablemos primero de las lecciones. Ramadân y los días del Haÿÿ son, al fin y al cabo, momentos de aprendizaje, ya que el ayuno, el Tarawîh, el Tawâf el Sa’i entre las colinas de Safa y Marwah, el corte de vuestro pelo y el sacrificio de los animales son obras que buscan enseñarnos algunas cosas. La más importante sin duda alguna es el taqwa, el temor de Allâh, que vamos a necesitar para cada insta De nuestra existencia en esta vida efímera.

Dice Allâh, explicando el objetivo del ayuno: “¡Creyentes! Se os ha prescrito el ayuno al igual que se les prescribió a los que os precedieron. ¡Ojalá tengáis temor (de Allâh)!” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 183]. Y dice acerca del sacrificio de los animales en el Haÿÿ: “Ni su sangre ni su carne ascienden a Allâh, lo que llega a Allâh es vuestro temor de Él. Así es como os los ha puesto a vuestro servicio para que ensalcéis a Allâh por haberos guiado. Y da las buenas noticias a los que hacen el bien” [Sûrah Al-Haÿÿ (22), âyah 37].

Estos dos versículos del Sagrado Qurân nos recuerdan que Allâh Altísimo no nos pide estas acciones porque sí y sin ningún objetivo noble, sino que lo hace para que consigamos un beneficio muy grande y adquiramos una cualidad invaluable: El temor de Allâh.

Allâh no necesita que nosotros suframos hambre o sed, ni se perjudica si nosotros comemos o bebemos durante los días de Ramadân desafiando sus órdenes, o escondidos de los ojos de Sus siervos. Pero nosotros sí ganamos mucho cuando dejamos nuestra comida y nuestra bebida sólo para buscar su complacencia, y a pesar de estar ocultos a la vista de la gente.

De la misma manera, Allâh no gana nada cuando sacrificamos un animal en Día del Sacrificio. Ni su sangre ni su carne llegan a Él, más bien somos nosotros quienes nos alimentamos del sacrificio y compartimos con quienes lo necesitan. Y somos nosotros quienes ganamos a través del cumplimiento de las órdenes de Allâh los más altos grados en la Otra Vida.

Por eso, Agradecemos a Allâh por habernos dado la oportunidad de vivir estos días valiosos, y le rogamos que nos conceda el honor de vivirlos muchas veces más y de la mejor manera.

Otra de las lecciones que nos dejan los días sagrados son la paciencia, la generosidad, la perseverancia y la solidaridad con nuestros hermanos y hermanas, así como la unión que debe presentar la nación del Islam, dándole sentido al término de Ummah que nos asignó Allâh y que es como nos formó su Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), dejando de lado nuestras diferencias superficiales.

Hermanos y hermanas, ahora nos toca seguir firmes en lo que aprendimos, y continuar nuestras acciones que nos acostumbramos a hacer en estos días. Porque las acciones más amadas por Allâh son las que se llevan a cabo con constancia, por más grandes o pequeñas que sean.

En numerosos ahâdîth el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) le enseñó a sus sahabah (radiallâhu ‘anhum) y por medio de ellos a nosotros, a ir poco a poco aumentando nuestras acciones, y cuidarlas a través del tiempo para que el cansancio y el aburrimiento no nos lleven a abandonarlas más adelante.

De esa manera, avanzando firmes y decididos, con la vista fija en nuestra meta que es el Ÿannah y la complacencia de Allâh, podremos llegar al destino que deseamos, como dijo Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Quien teme que suceda algún imprevisto durante el viaje, se pone en marcha en los momentos de más energía y seguridad. Y quien así lo hace llegará a su destino. Sepan que el producto que ofrece Allâh es caro, sepan que el producto de Allâh es el Ÿannah” [Tirmîdhî].

Hermanos y hermanas, rogamos a Allâh Altísimo que, junto con aceptar nuestras buenas obras, perdone nuestras faltas, y nos permita disfrutar de Ramadân y el Haÿÿ por muchos años más. Âmîn.

Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh

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