Jutbah Semanal

Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.

EL MEJOR ANTE ALLÂH, ES QUIÉN BENEFICIA A SU CREACIÓN

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Dice Allâh en el Sagrado Qurân: “Y daban de comer, a pesar de su propia necesidad y apego a ello, al pobre, al huérfano y al cautivo. No os alimentamos sino por la faz de Allâh, no buscamos en vosotros recompensa ni agradecimiento. Realmente tememos de nuestro Señor un día largo, penoso. Allâh los habrá librado del mal de ese día y les dará resplandor y alegría. Su recompensa por haber tenido paciencia es un jardín y seda” [Sûrah Al-Insân (76), âyât 7 a 12]. El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “La creación es la familia de Allâh, y la mejor persona ante Allâh es aquel que beneficia la creación de Allâh”. La cualidad que destaca un musulmán es que él beneficia a los demás sin esperar de recibir algo en cambio de ellos sino busca la complacencia de Allâh.

Ibn ‘Umar (radiallâhu ‘anhu) narró que un hombre se presentó ante el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) preguntándole: “¡Oh Mensajero de Allâh! ¿Quiénes son los más queridos por Allâh?”. El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) le respondió: “La gente que está siempre en la ayuda de otra persona, para quienes solucionar un problema de su hermano es más querido por Allâh que aquel que hace I’tikâf (quedar en la mezquita en retiro espiritual) por un mes en mi mezquita. A quién ayuda a su hermano musulmán en sus problemas, Allâh llenará su corazón con felicidad y afirmará sus pies en el Día que lo pies resbalarán”. Por otra parte, dijo el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Las obras más queridas para Allâh son: introducir la alegría en el corazón de un musulmán, levantarle alguna dificultad, disiparle algún temor o miedo o hacerse cargo de alguna deuda suya”.

Narraron Abû Dharr y Mu‘âdh Ibnu Ÿabal (radiallâhu ‘anhumâ) que el Enviado de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Teme a Allâh donde quiera que te encuentres. Si cometes un pecado, haz inmediatamente una buena acción que borre la falta anterior, y compórtate con la gente de la mejor manera”.

Narraron Hâkim, Baihaqî y Tabranî (rahmatullâhi ‘alaihum) que después de la muerte de Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhumâ) estaba en I’tikâf en la mezquita de Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y llegó un hombre, lo saludó y se sentó. Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhumâ) le preguntó: “¿Porque te veo tan triste?”. Respondió el hombre: “Adquirí una deuda con alguien y debo pagarle lo antes posible, pero no sé cómo voy a solucionar este problema”. Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhumâ) dijo: “¿Quieres que hable con esa persona para que te dé más plazo?”. El hombre respondió: “Eso me gustaría mucho y sería muy bueno para mí porque tendría más tiempo para juntar el dinero y pagar mi deuda”. Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhumâ) Respondió con lágrimas en sus ojos: “Yo escuché a quien habita en esta tumba (el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam)) diciendo: “Para aquélla persona que ayuda a su hermano en su problema hasta que sale de él, eso será mejor para él que diez años de I’tikâf, y quién hace una noche de I’tikâf solamente para complacer a su Señor, Allâh pondrá entre él y el Fuego del Infierno tres fosos, y la distancia de cada foso será como la distancia entre el Este y el Oeste”.

En una ocasión dijo El Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Una persona calmó la sed de un perro, y esta acción fue un medio para su perdón”. De este hadîth aprendemos que por beneficiar los animales podemos obtener el perdón, entonces ¿Cuánto no nos recompensará Allâh por beneficiar un ser humano?

Narró también Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhumâ) que ‘Alî y Fâtimah (radiallâhu ‘anhum) hicieron promesa de que ayunarían tres días para que Allâh devolviera la salud de sus hijos Hasan y Husain (radiallâhu ‘anhumâ). Los dos niños se restablecieron, entonces los padres al comenzar a cumplir con su promesa de ayunar se dieron cuenta que no había nada en la casa para romper su ayuno. ‘Alî (radiallâhu ‘anhu) pidió prestado de un judio llamado Sham‘ûn, tres medidas de cebada. Fâtimah (radiallâhu ‘anha) molió una medida hasta hacer harina con la que cocinó cinco panes. Ya los tenían delante de ellos para romper el ayuno cuando se presentó un mendigo y dijo: “Assalamu ‘alaikum. Soy un necesitado de entre los musulmanes, dadme de comer algo, por Allâh”. Ellos dieron lo que tenían y se fueron a dormir sin probar más que agua, y al amanecer estaban ayunando otra vez. Cuando llegó la noche y pusieron la comida frente a ellos, se les paró enfrente un huérfano, y otra vez dieron todo lo que tenían. A la tercera noche se les presentó un prisionero e hicieron lo mismo. Al amanecer ‘Alî (radiallâhu ‘anhu) tomó sus hijos Hasan y Husain y fue donde el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). Cuando los vio temblando a causa del hambre, dijo: “Me aflige profundamente lo que veo en vosotros”. Entonces se levantó y fue con ellos. Cuando llegó, vio a su hija Fâtimah (radiallâhu ‘anha) en su lugar de oración, en un estado tal que parecía que su espalda se pegaba a su estómago, y sus ojos estaban hundidos. Esa triste imagen afligió más al Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). En ese momento descendió Ÿibrîl (‘alaihis-salâm) y dijo: “¡Toma estos versículos! ¡Oh, Muhammad! Allâh te felicita y ha hablado orgullosamente sobre tu familia y te reveló los siguientes versos: “(Son realmente creyentes) los que cumplen sus promesas y temen el Día del Juicio, cuyo alcance será extensivo. Y, a pesar del amor que tienen por sus bienes materiales, alimentan al pobre, al huérfano y al prisionero. Dicen: “Les damos de comer simplemente porque anhelamos el rostro de Allâh. En realidad, no esperamos de ustedes retribución ni agradecimiento. Tenemos temor de que nuestro Señor nos castigue el día terrible y penoso”. Pero Allâh los preservará del mal de ese día y los llenará de esplendor y alegría. Los retribuirá por su paciencia con el Paraíso y vestimentas de seda” [Sûrah Al-Insân (76), âyât 7 a 12].

Los musulmanes hasta el Día del Juicio Final recordarán los admirables esfuerzos que han hecho esta gente tan noble que siempre benefician los demás solo para complacer a Allâh.

Hermanos y hermanas, quiera Allâh darnos la capacidad y el éxito para aprender e inculcar estas invaluables enseñanzas en nuestras vidas. Âmîn.

Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh

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