Jutbah Semanal

Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.

LAS BONDADES DE ALLÂH SE VALORAN CUANDO SE PIERDEN

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Dice Allâh en el Sagrado Qurân: “Allah os hizo salir del vientre de vuestras madres y no sabíais nada. Y os dio el oído, la vista y un corazón para que pudierais agradecer” [Sûrah An-Nahl  (16), âyah 78].

Además Allâh da un ejemplo de una nación en los siguientes versículos: “Realmente la gente de Saba tenía un signo en donde habitaba: Dos jardines a ambos lados: derecha e izquierda. ¡Comed de la provisión de vuestro Señor y agradecedle! Es una buena tierra y Él es un Señor Indulgente. Pero se desviaron y enviamos contra ellos la inundación del dique y convertimos los dos jardines en otros con arbustos espinosos y amargos, tamariscos y algún azufaifo. Así les pagamos por haber sido desagradecidos. ¿Acaso recibe ese pago alguien que no sea ingrato?” [Sûrah Sabâ (34), âyah 15 a 17].

 Allah le dice a Su querido, el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “¿Acaso no te halló huérfano y te amparó? ¿Y no te halló perdido y te guio? ¿Y no te halló pobre y te enriqueció? Por eso, no abuses del huérfano. Ni ahuyentes al mendigo. Y habla del favor que tu Señor te ha dado” [Sûrah AdDuhâ (93), âyah 6- 11].

El hombre está viviendo lleno de la generosidad de Allâh, pero hace caso omiso de ellas. Por esta razón es que generalmente se es agradecido en lo que se refiere a la comida, la bebida, la ropa y a vivienda, pero ser agradecido se refiere a ser agradecido por la fe y el poder del corazón que Allâh nos ha dado.

En cuanto al agradecimiento de los profetas, Allâh describe a uno de los primeros enviados a la gente, el Profeta Nûh (‘alaihis-salâm) como un hombre agradecido, señalando: “¡Descendientes de aquellos que llevamos con Nuh, realmente Nuh era un siervo agradecido!” [Sûrah Al-Isrâ (17), âyah 3]. Además, ordenó a Su siervo Mûsâ (‘alaihis-salâm) que agradeciera los dones que le había entregado, como la Profecía y Su Palabra, diciendo en el Qurân: “Dijo: ¡Musa! Verdaderamente te he escogido por encima de los hombres, dándote Mi mensaje y Mi palabra, así que toma lo que te he dado y sé de los agradecidos” [Sûrah Al-‘Âraf (7), âyah 144]. También ordenó a Dâwûd (‘alaihis-salâm) y su familia que también lo fuera, diciendo: “¡Familia de Dawud! ¡Obrad con agradecimiento!” [Sûrah Sabâ (34), âyah 13]. Por otra parte, el profeta Sulaimân (‘alaihis-salâm) se dirigió a Su Señor implorándole que fuera uno de los agradecidos, cuando dijo: “¡Señor! Muéveme a agradecerte la merced con la que me has favorecido a mí al igual que a mis padres” [Sûrah An-Naml (27), âyah 19].

Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “El creyente fuerte, es mejor y más amado por Allâh que el creyente débil, y en todos hay un bien. Empéñate en lo que es útil para ti, y busca la ayuda de Allâh y no te quedes inerte. Y si te ocurre algo no digas “Si hubiera hecho, eso hubiera pasado eso y eso”. Sino digan: “Allâh ordenó esto y Él hace lo que Él quiere”. Porque verdaderamente la frase: “Si hubiera hecho” hace una vía para el trabajo del Shaitân”. [Muslim].

Así como lo que le ocurrió a Yûsuf y a su padre Yaqûb (‘alaihimus-salâm). El Profeta Yûsuf (‘alaihis-salâm) fue separado de su padre; por muchos años fue maltratado por sus hermanos; fue abandonado en un pozo; fue seducido por la esposa del Aziz de Egipto; fue encarcelado; pasó por pruebas tras prueba, y al final de las historias Allâh le otorgó una posición donde podía llegar a obtener lo que deseara y Allâh lo reunió con su padre. Dice Allâh en el Qurân: “Y cuando se presentaron ante Yusuf, éste abrazó a sus padres y dijo: Entrad en Misr (Egipto), si Allah quiere, seguros. Subió a sus padres sobre el trono y cayeron postrados en (reverencia) ante él, dijo: ¡Padre mío! Esta es la interpretación de mi visión anterior, mi Señor ha hecho que se realizara y me favoreció al sacarme de la prisión y al haberos traído a mí desde el desierto después de que el Shaitân hubiera sembrado la discordia entre mí y mis hermanos. Realmente mi Señor es Benévolo en lo que quiere y es cierto que es el Conocedor, el Sabio.  ¡Señor mío! Me has dado soberanía y me has enseñado a interpretar los relatos. Tú que creaste los cielos y la tierra, eres mi Protector en esta vida y en la Última. Haz que muera sometido a Ti y reúneme con los justos” [Sûrah Yûsuf (12), âyât 99 a 101].

Recordemos un conocido hadîth de Abû Hurairah (radiallâhu ‘anhu), quien narró que dijo el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Allâh decidió probar a tres hombres de Bani Isrâîl: un leproso, un calvo y un ciego. Así que les envió un ángel que llegó ante el leproso y le preguntó: “¿Qué es lo que más quieres?” El leproso respondió: “Un buen color y una buena piel, pues la gente me detesta”. El ángel pasó su mano por su piel y le curó la lepra obteniendo un buen color y una buena piel. El ángel le preguntó: “¿Qué bien es el que más quieres?” El hombre respondió: “Camellos”, entonces el ángel le dio una camella preñada y le dijo: “Que Allâh te bendiga con ella”.

Luego el ángel se dirigió al calvo y le dijo: “¿Qué es lo que más quieres?” Le respondió: “buen cabello y que desaparezca la calvicie, pues la gente me detesta”. El ángel le pasó su mano y se fue la calvicie y recibió un buen cabello. Luego le preguntó: “¿Qué bien es el que más quieres?”, Le respondió: “Las vacas”. El ángel le dio entonces una vaca preñada y le dijo: “Que Allâh te bendiga con ella”.

Luego fue hasta el ciego y le preguntó: “¿Qué es lo que más quieres?” El ciego le dijo: “Que Allâh me devuelva la vista para poder ver a la gente”. El ángel le pasó la mano y Allâh le devolvió su vista. Luego le preguntó: “¿Qué bien es el que más quieres?”, le respondió: “Ovejas” y el ángel le dio entonces una oveja preñada.

Los animales se multiplicaron. El primero tenía un valle lleno de camellos, el segundo un valle lleno de vacas y el tercero un valle lleno de ovejas. Luego, el ángel se presentó ante el que era leproso con la apariencia de un pobre leproso y le dijo: “Soy un hombre pobre que perdió todos sus medios de sustento en un viaje, nadie podrá satisfacer mis necesidades sino Allâh y luego tú. Te pido, en nombre del que te dio un buen color, una buena piel y bienes, un camello para llegar a mi destino”. El hombre dijo: “Tengo muchas obligaciones y no puedo ayudarte”. El ángel le dijo: “Me parece conocerte ¿No eres tú ese al que la gente detestaba, que era pobre y luego Allâh le dio bienes?”, El hombre se negó diciendo: “Yo obtuve esto como herencia de mis antepasados”. El ángel le dijo: “Si estás mintiendo que Allâh te transforme en lo que eras antes”.

Luego fue ante el que era calvo con la misma apariencia que él tenía antes y le dijo lo mismo que dijo al que era leproso. El que era calvo le respondió lo mismo que el que era leproso. Entonces, el ángel le dijo: “Si estás mintiendo que Allâh te transforme en lo que eras antes”.

Luego fue ante el que era ciego con la apariencia que él tenía antes y le dijo: “Soy un hombre pobre y un viajero en apuros, he perdido mis medios de sustento. Nadie podrá llenar mis necesidades sino Allâh y luego tú. Te pido, por el que te devolvió la vista, una oveja para que llegue a mi destino”. El que era ciego le dijo: “Yo era ciego y Allâh me devolvió la vista, también era pobre y Allâh me enriqueció. Toma lo que desees, pues yo no te negaré lo que tomes por Allâh”. El ángel le dijo: “Quédate con tus bienes, pues los tres habéis sido probados. Allâh está complacido contigo y Su enojo recayó sobre tus dos amigos”.

Se narra que el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo a Mu‘adh (radiallâhu ‘anhu): “¡Oh Mu‘adh! ciertamente yo te amo. No te olvides de recitar la siguiente suplica después de cada oración: “¡Oh Allâh! ayúdame a recordarte, a agradecerte, y a adorarte de la mejor manera”.

Hermanos y hermanas, quiera Allâh darnos la capacidad de entender estas enseñanzas y poder ser verdaderos siervos agradecidos. Âmîn.

Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh

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