Jutbah Semanal
Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.
- Viernes, 1 de Noviembre de 2024
- Yumu‘ah, 29 de Rabi'th-Thani de 1446
- Imâm: Sh. Muhammad Usamah Jada
LA FORTALEZA DE LOS CREYENTES DESDE LOS DÍAS DEL AHZÂB HASTA GAZA
En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.
Hermanos y hermanas, Allâh eligió para Sus siervos una religión recta, prometió su manifestación y el triunfo de Sus siervos, y la desaparición de la falsedad y sus aliados. La vida del Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) está llena de lecciones y sabiduría, repleta de pruebas y dificultades. Conocer su vida en tiempos de adversidad es imprescindible.
Zainul-‘Abidîn (rahmatullâhi ‘alaihi) dijo: “Solíamos aprender las batallas del Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) como aprendíamos una Sûrah del Qurân”.
En el Qurân, Allâh narró la batalla de los Ahzâb, dedicándole una Sûrah, y ordenó a los creyentes que recordaran la gracia de Allâh en dicha batalla en todo momento. En la introducción de la Sûrah, Allâh dice: “¡Vosotros que creéis! Recordad la gracia de Allâh con vosotros” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyah 9].
Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), en cada viaje, recordaba la misericordia de Allâh en esa batalla. Ibn ‘Umar (radiallâhu ‘anhumâ) dijo: “Cuando el Profeta regresaba de una batalla, del Haÿÿ o de la ‘Umrah, comenzaba repitiendo “Allâhu Akbar” tres veces y decía: “No hay más dios que Allâh, sin asociados; a Él pertenece el reino y la alabanza, y Él tiene poder sobre todas las cosas. Regresamos arrepentidos, adoradores, postrados, y agradecemos a nuestro Señor. Allâh cumplió Su promesa, dio la victoria a Su siervo, y venció a los Ahzâb Solo” [Bujari y Muslim].
El Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) también estableció este recuerdo como una Sunnah para cada peregrino o quien realiza la ‘Umrah. Cuando ascendía al monte Safa, decía: “No hay más dios que Allâh, sin asociados; a Él pertenece el reino y la alabanza, y Él tiene poder sobre todas las cosas. No hay más dios que Allâh, sin asociados; Él cumplió Su promesa, dio la victoria a Su siervo y venció a los Ahzâb solo” [Muslim].
Hermanos y hermanas, La batalla de los Ahzâb fue muy difícil, especialmente durante las frías noches del quinto año de la Hiÿrah. Los judíos de Banu Nadir en Jaibar incitaron a los Quraish de Makkah a luchar contra el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), prometiéndoles apoyo y victoria. Así, se aliaron con la tribu de Ghatafân desde el este.
Cuando el Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) supo de su marcha, ordenó a los musulmanes cavar una trinchera alrededor de Madinah. Los creyentes obedecieron, cavaron y transportaron la tierra en sus espaldas, soportando el cansancio, el frío y el hambre. Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) también llevaba la tierra con ellos. Al-Barâ (radiallâhu ‘anhu) dijo: “Vi al Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) transportar tierra del foso, y su estómago estaba cubierto de polvo” [Bujari].
Él (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) alentaba a los sahabah (radiallâhu ‘anhum)a la firmeza y el sacrificio por la Causa de Allâh, tal como los habitantes de Gaza hoy en día, quienes soportan hambre, frío e hipocresía, pero permanecen firmes en su causa, creyendo en la Promesa de Allâh. Solo se les dice lo que Allâh menciona en el Corán: “Porque es cierto que junto a la dificultad hay facilidad. Sí, junto a la dificultad hay facilidad” [Sûrah Ash-Sharh (94), âyât 5 y 6].
Cuando una roca difícil aparecía frente a los sahabah, el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) bajaba al foso y la rompía con una picota. Completaron la excavación en quince días, y la gente sufrió de hambre extrema. Ÿâbir (radiallâhu ‘anhu) describió esta situación diciendo: “Una roca muy dura apareció en el foso, y fueron a avisar al Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y dijeron: “Esta roca apareció en el foso”. Él dijo: “Voy a bajar”. Se levantó con su estómago atado con una piedra debido al hambre, y dijo: “Hemos pasado tres días sin probar comida”. [Bujari]. Entonces, Ÿâbir fue donde su esposa y le dijo: “He visto al Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) en una situación tan dura que no pude soportarlo. Me fue imposible contener el dolor al ver el hambre que padecía”. Así, Ÿâbir (radiallâhu ‘anhu) sacrificó una oveja y molió un sa’ de cebada, luego invitó a Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) para que comiera. Llegó, sopló en la olla donde estaba la carne y también en la masa del pan y Allâh bendijo la comida de tal manera que mil hombres comieron de ella. El narrador señala: “¡Por Allâh! Comieron hasta saciarse y se retiraron, mientras nuestra olla seguía hirviendo y la masa estaba lista para ser horneada”. [Bujari].
El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) era compasivo y misericordioso con sus compañeros. Se dijo de él: “Solía partir el pan para ellos, ponerles la carne encima y acercarles la comida, sirviendo pan y carne hasta que todos quedaron saciados” [Bujari].
Las fuerzas de los Ahzâb, compuestas por judíos y politeístas, vinieron de todas partes hacia Madinah, sumando un ejército de diez mil hombres. Allâh dice en el Qurân: “Cuando vinieron a ustedes desde arriba y desde abajo” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyah 10].
El Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) salió con tres mil musulmanes, con el foso separándolos de los politeístas. El asedio duró un mes, sin enfrentamientos directos, solo intercambio de flechas. Durante este tiempo, tres de los politeístas murieron y seis musulmanes fueron martirizados, entre ellos Sa’d Ibn Mu‘âdh (radiallâhu ‘anhu).
Mientras los Ahzâb sitiaban Madinah, los Quraish recurrieron a los judíos de Banu Nadîr, ubicados en el sur y este de Madinah, para ayudarlos a matar a su propio primo, nuestro Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam); ¡Qué falta de sensatez, aliarse con extraños para luchar contra sus propios parientes y su pueblo!
Los gente de Banu Quraizah rompieron su pacto con el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y se unieron a los Ahzâb en la guerra contra él. La situación se volvió desesperada, el peligro se intensificó y el miedo se mezcló con el hambre y el frío.
Allâh describe la situación de los creyentes diciendo en el Qurân: “Cuando os vinieron desde arriba y desde abajo y los ojos se salían de las órbitas, los corazones llegaban hasta la garganta” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyah 10]. La aflicción se hizo grande, la hipocresía salió a la luz y las sospechas crecieron. Allâh dice: “Allí los creyentes fueron puestos a prueba y temblaron intensamente” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyah 11].
Hudhaifah (radiallâhu ‘anhu) narró: “El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “¿Quién me traerá noticias del enemigo? Que Allâh lo coloque conmigo el Día de la Resurrección” Nos quedamos en silencio, ninguno de nosotros respondió debido al miedo, el hambre y el frío, hasta que el Profeta me llamó por mi nombre y dijo: “¡Hudhaifah, levántate y tráenos noticias del enemigo!” Y no tuve más remedio que levantarme” [Muslim].
En ese entonces, las causas externas de la victoria eran inexistentes. No había número ni equipamiento, y el enemigo era varias veces más numeroso, rodeándolos por todos lados. Y así también en Gaza hoy, las causas visibles parecen haberse agotado, pero la fe por sí sola es el motivo del triunfo.
Hoy en día, las fuerzas de la injusticia y la opresión se han aliado contra el pueblo de Gaza, reuniéndose desde todas partes, sitiándolos, cerrando los caminos, destruyendo casas y mezquitas, y buscando su exterminio. Derriban sus hogares, matan a sus niños y los someten a diversas formas de tortura y opresión, intentando acabar con un pueblo que mantiene su îmân con paciencia, al igual que los Ahzâb sitiaron Madinah en la época del Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam).
Así también, los habitantes de Gaza soportan hoy el frío del invierno, sufren la sed del verano, la escasez de alimentos y agua, pero levantan la cabeza con dignidad bajo el bombardeo enemigo, en medio de los gritos de los niños, el lamento de los heridos y el llanto de las madres enlutadas. Mientras Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y sus compañeros soportaban el cansancio al cavar el foso, cavando con sus propias manos en tiempos difíciles, el pueblo de Gaza desafía cada día los ataques enemigos con sus cuerpos, permaneciendo firmes con fe y determinación, confiando en que su sufrimiento será recompensado por Allâh.
Hoy, en Gaza, los ojos se desvían y los corazones llegan a las gargantas, las pruebas son tan intensas como lo fueron en la batalla de Ahzâb. Los musulmanes están sitiados y sus caminos cortados, pero permanecen firmes en su religión, confiando en su Señor, con la certeza de que la victoria está cerca, como Allâh dice en el Qurân: “Allâh es Invencible en Su mandato, sin embargo la mayoría de los hombres no lo saben” [Sûrah Yûsuf (12), âyah 21].
Los ‘Ulamâ han dicho: “Las fuerzas de los politeístas se unieron contra los musulmanes y vinieron con todas sus fuerzas para exterminar a los creyentes. Era un enemigo extremadamente hostil, y si hubiera logrado vencer a los creyentes, el daño habría sido catastrófico”.
El Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) alentaba a los sahabah (radiallâhu ‘anhum), les daba buenas nuevas y les prometía la victoria de Allâh, ellos decían lo que establece el Qurân: “Allâh y Su mensajero han dicho la verdad. Y no hizo sino infundirles más creencia y sometimiento” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyah 22].
Los sahabah (radiallâhu ‘anhum) permanecieron firmes, y la firmeza es la victoria. Confiaron en Allâh y depositaron toda su confianza y expectativas en Él, altísimo sea. Los ‘Ulamâ han señalado: “En la batalla de Ahzâb, Allâh dio la victoria a Su siervo, y fortaleció a Sus ejércitos sin necesidad de combate, sino a través de la firmeza de los creyentes frente a su enemigo”
El Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) buscó refugio en su Señor, suplicándole con humildad y confiando en Su grandeza y poder para otorgar la victoria. ‘Abdullâh Ibn Abî Aufa (radiallâhu ‘anhu) dijo: “El Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) invocó contra los confederados diciendo: “¡Oh, Allâh, Revelador del Libro, rápido en ajustar cuentas! Derrota a los confederados, ¡Oh, Allâh, derrótalos y haz que tiemblen!” [Bujari y Muslim].
La liberación de las dificultades no llega sino a través del Tauhîd (la Unicidad de Allâh). Durante el sitio, el Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) repetía constantemente Lâ ilâha illallâh. Abû Hurairah (radiallâhu ‘anhu) narró: “El Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) solía decir: “No hay dios sino Allâh solo, quien fortaleció a Su ejército, concedió la victoria a Su siervo y derrotó a los confederados por Sí Solo; nada más permanece después de Él”. [Bujari].
Allâh sembró el miedo en los corazones de los incrédulos, enviando Su victoria y causando disensión entre los Quraish y sus aliados por medio de Nu‘aim Ibn Mas‘ûd (radiallâhu ‘anhu) quien creó la discordia entre ellos. Regresaron llenos de furia unos contra otros, conspirando mutuamente, después de haberse unido contra los musulmanes. Luego, Allâh los castigó con un viento fuerte y helado que no les permitió asentarse ni encender fuego, y envió a Sus ángeles, incluyendo a Ÿibrîl (‘alaihis-salam) que los aterrorizó y rompió sus corazones.
Dice Allâh: “¡Vosotros que creéis! Recordad la gracia de Allâh con vosotros cuando vino a vosotros un ejército y mandamos contra ellos un viento y ejércitos que no veíais. Allâh ve lo que hacéis.” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyah 9]. Se dispersaron de Madinah con una amarga derrota y pérdida: “Allâh ha devuelto a los que se niegan a creer su propio odio; no han conseguido ningún bien. Allâh les basta a los creyentes en el combate, Allâh es Fuerte, Irresistible” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyah 25].
Este fue el último asalto de los politeístas en territorio musulmán. Acerca de esta batalla, Allâh reveló: “Realmente en el Mensajero tenéis un hermoso ejemplo para quien tenga esperanza en Allâh y en el Último Día y recuerde mucho a Allâh” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyah 21]. Ibn Kathîr (rahmatullâhi ‘alaihi) comentó: “La gente fue instruida a seguir el ejemplo del Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) en cuanto a la paciencia, perseverancia, firmeza, y lucha, mientras esperaban el alivio de su Señor”.
Hermanos y hermanas, Allâh no permite que Su Luz sea apagada. Si Su religión es atacada, se fortalece, y si se le deja sola, se expande. Dice Allâh: “Allâh es Invencible en Su mandato, sin embargo la mayoría de los hombres no lo saben” [Sûrah Yûsuf (12), âyah 21].
Las adversidades revelan la verdadera naturaleza de los hombres y el valor de los individuos extraordinarios. Nadie alcanza las metas más altas y los fines más nobles sino cruzando el puente de la prueba y el sufrimiento.
Los ‘Ulamâ han dicho: “Allâh convierte esta severa prueba en el comienzo de toda bendición noble y la base para establecer la llamada profética recta”.
Dice Allâh: “Auxiliaremos a Nuestros mensajeros y a quienes crean, en esta vida y en el día en que se levanten los testigos” [Sûrah Gâfir (40), âyah 51].
Hermanos y hermanas, así como los compañeros se mantuvieron firmes ante la coalición que los asolaba, Gaza se mantiene con dignidad en todos los frentes. Están firmes en su fe, las pruebas no los debilitan, y su certeza en la victoria es grande, no se debilita. La victoria está cerca, como prometió el Compasivo, y el amanecer brillará sobre esa Bendita Tierra y la fe.
Si la victoria de los musulmanes se demora, Allâh dice sobre los incrédulos: “No te apresures contra ellos, verdaderamente les llevamos una cuenta” [Sûrah Mariam (19), âyah 84]. Y cuando la victoria de los creyentes se haga visible, deben recordar la inmensa bondad de Allâh en alejar a los enemigos y derrotar a su adversario. Deben multiplicar sus alabanzas, glorificaciones, y pedir perdón a Allâh, pues Él dice: “Cuando llegue la victoria de Allâh y la conquista, y veas a la gente entrar por grupos en la adoración de Allâh. Glorifica a tu Señor con Su alabanza y pídele perdón. Él siempre acepta a quien a Él se vuelve” [Sûrah An-Nasr (110)].
¡Oh, gente de Gaza. Oh, pueblo de Palestina! No desfallezcan ni se entristezcan, pues ustedes son los más altos en su fe. ¡Oh, gente de Gaza resistente! Buenas noticias para ustedes hoy de parte de Allâh. ¿Acaso no dijo Allâh en Su Noble Libro: “Y tened por cierto que os pondremos a prueba con temor, hambre, pérdida de riqueza, personas y frutos. Pero anuncia buenas nuevas a los pacientes” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 155]?
¡Oh, gente de Gaza! Si el dolor los toca, sepan que los incrédulos también han sido tocados por el dolor antes. Esas son las jornadas que Allâh alterna entre la gente para que Él sepa quiénes creen y para tomar de ustedes a los mártires.
¡Oh, gente de Gaza! Pedimos a Allâh que acepte sus valientes sacrificios, fortalezca sus corazones y les otorgue la recompensa de esta vida y la mejor recompensa en la otra. Âmîn.
Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh