Jutbah Semanal

Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.

LAS BUENAS NOTICIAS EN TIEMPOS DE ADVERSIDAD Y CRISIS

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Una de las mejores acciones y de las obras más cercanas a Allâh que un musulmán puede realizar durante momentos de dificultad y crisis es recordar a su comunidad las buenas noticias. Esto ayuda a alejar la desesperanza y el abatimiento, a renovar las intenciones, elevar los ánimos, buscar las causas de la victoria y confiar en las promesas de Allâh Subhânahû wa Ta‘âlâ, que fueron transmitidas por el mejor de los mensajeros, Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). Además, evita que el miedo y la desesperación encuentren cabida en los corazones de los creyentes.

Por la Misericordia de Allâh, esta Ummah siempre encuentra, después de la dificultad, la facilidad, y tras la estrechez y las pruebas, el alivio y la amplitud. Allâh dice: “Porque es cierto que junto a la dificultad hay facilidad. Sí, junto a la dificultad hay facilidad” [Sûrah Al-Inshirâh (94), âyât 5 y 6].

As-Sa’dî (rahmatullâhi ‘alaihi) comentó: “Esta es una gran buena noticia: Cada vez que hay dificultad y adversidad, la facilidad la acompaña y la sigue. Incluso si la dificultad entra en el agujero de un lagarto, la facilidad lo seguirá y lo sacará de ahí. Como Allâh dijo “Junto a la dificultad hay facilidad”.

Los poetas también se inspiraron en estos significados del Corán y encontraron consuelo en la llegada del alivio tras las dificultades. Ibn Durâid narró que Abû Hâtim As-Siÿistânî recitó: “Cuando los corazones se llenan de desesperanza; y el pecho amplio se siente estrecho; y las adversidades se establecen; y se arraigan; y los problemas se asientan en su lugar; y no se encuentra forma de escapar de la desgracia; ni las estrategias del sabio son útiles. Llega a ti, en medio de tu desánimo, un auxilio, concedido por el Generoso y el que responde a las súplicas; y todo suceso, cuando alcanza su límite está vinculado a un cercano alivio”.

Las buenas noticias para esta Ummah son muchas, y mencionaremos algunas. Sin embargo, antes de ello, es importante reflexionar sobre el mayor educador que ha conocido la humanidad: nuestro querido Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). ¿Cómo afrontaba las crisis y guiaba a sus compañeros en momentos de adversidad?

El método de Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) frente a las crisis:

Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) solía dar buenas noticias a sus compañeros acerca de su victoria y predominio sobre los enemigos, incluso en los momentos más críticos, cuando estaban en su mayor debilidad y los enemigos tenían el control sobre ellos. En un relato de Jabbâb Ibn Al-Arât (radiallâhu ‘anhu), dijo: “Nos quejamos al Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) mientras él estaba recostado sobre su manto en la sombra de la Ka’bah. Habíamos sufrido mucho a manos de los idólatras. Le dijimos: “¿Acaso no vas a suplicar por nosotros? ¿No vas a pedir ayuda para nosotros?” Él (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Entre los que vinieron antes de ustedes, se cavaba un hoyo en la tierra para un hombre, lo colocaban allí y traían una sierra que ponían sobre su cabeza, dividiéndolo en dos. Esto no lo apartaba de su Dîn. Otros eran peinados con peines de hierro que arrancaban la carne de sus huesos y nervios, pero esto no los apartaba de su Dîn. ¡Por Allâh! Este Dîn será completado, de modo que un jinete viajará de San‘â a Hadramaut sin temer a nadie, excepto a Allâh o al lobo que podría atacar a sus ovejas. Pero ustedes se apresuran”

Este hadîth, aunque es fuerte en su relato, nos permite entender lo siguiente:

  1. El valor de la paciencia (as-sabr) como el recurso más grande y el medio más útil para mantenerse firme en el Camino de Allâh y su llamada, a pesar de lo largo, difícil y lleno de obstáculos que pueda ser.
  2. El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) les recordaba las historias de aquellos que les precedieron en situaciones de debilidad, como una fuente de fortaleza para su largo camino.
  3. Les daba buenas noticias y les prometía el éxito final, no solamente para que no perdieran la esperanza, sino que para asegurarles que la victoria pertenece a los piadosos.

Durante la Batalla del Ahzâb

En la Batalla del Ahzâb, cuando la situación se tornó extremadamente difícil, los enemigos se unieron desde todos los flancos con el propósito de acabar con los musulmanes en su propio hogar. La adversidad era tan grande que los ojos se desviaban y los corazones llegaban a las gargantas producto del miedo. En este momento de prueba, el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), con su corazón firme, trajo consuelo y esperanza a sus compañeros (radiallâhu ‘anhum).

Según el relato de Al-Barâ Ibn ‘Âzib (radiallâhu ‘anhu): “El Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) nos ordenó cavar la trinchera. En uno de los lugares apareció una roca que las herramientas no podían romper. Fuimos a informarle al Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). Entonces, él vino, se quitó su manto, bajó a la roca y, tomando el martillo, dijo: “¡Bismillâh!”, y golpeó la roca, rompiendo una tercera parte. Luego dijo: “¡Allâhu akbar! Se me han concedido las llaves de Shâm (la Gran Siria). ¡Por Allâh! Veo desde aquí sus palacios rojos”. Luego golpeó otra vez diciendo: “¡Bismillâh!”, rompiendo otra tercera parte y declaró: “¡Allâhu akbar! Se me han concedido las llaves de Persia. ¡Por Allâh! Veo desde aquí las ciudades y su gran palacio blanco”. Finalmente, golpeó por tercera vez, diciendo: “¡Bismillâh!”, y rompió lo que quedaba de la roca, diciendo: “¡Allâhu akbar! Se me han concedido las llaves de Yemen. ¡Por Allâh! Puedo ver desde aquí las puertas de San‘â”.

Tras escuchar estas grandes buenas nuevas del Profeta (la paz y las bendiciones sean con él), las personas se dividieron en dos grupos, aquellos quienes dudaron y aquellos quienes tuvieron confianza:

Los que dudaron

Algunos comenzaron a llenarse de incredulidad y escepticismo, lo que se manifestó en sus palabras. Se decían entre ellos: “¿Acaso no les sorprende Muhammad? Nos promete victorias falsas, nos dice que desde Yathrib (Madînah) puede ver los palacios de Hirâ y las ciudades de Kisrâ, y que serán conquistados por nosotros. ¡Y aquí estamos, cavando trincheras por miedo, y nadie puede salir ni a hacer sus necesidades!”.

Allâh en el Sagrado Qurân describe a estos hipócritas y a quienes tienen enfermedades en sus corazones: “Cuando los hipócritas y aquéllos en cuyos corazones hay una enfermedad decían: Lo que Allâh y Su mensajero nos han prometido es un engaño. Y cuando un grupo de ellos dijo: ¡Gente de Yathrib no tenéis donde estableceros, volveos! Hubo algunos que pidieron dispensa al Profeta diciendo: Nuestras casas están desnudas. Pero no estaban desnudas, sino que querían huir. Si les hubieran entrado por los flancos y a continuación les hubieran pedido que renegaran de su creencia, lo habrían hecho sin demasiado reparo” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyât 12 a 14]. Estos aprovecharon la crisis para exponer su verdadera naturaleza y sembrar dudas y miedo entre los musulmanes. Su fe tambaleante no pudo soportar la presión de la adversidad, revelando lo que realmente había en sus corazones.

Los que confiaron

El otro grupo, compuesto por los creyentes sinceros, llenaron sus corazones de fe y confianza en Allâh y en las promesas de Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). Ellos veían la adversidad como la confirmación de lo que Allâh y Su Profeta habían prometido. Allâh los describe en el Sagrado Qurân: “cuando los creyentes vieron a los coligados, dijeron: Esto es lo que Allâh y Su mensajero nos habían prometido. Allâh y Su mensajero han dicho la verdad. Y no hizo sino infundirles más creencia y sometimiento” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyah 22].

Promesas divinas para la Ummah

Allâh ha garantizado la protección de esta religión y la derrota de sus enemigos. Él dice: “Quieren apagar con sus bocas la luz de Allâh, pero Allâh rechaza todo lo que no sea completar Su luz, aunque les repugne a los incrédulos. Él es Quien envió a Su Mensajero con la guía y con la práctica de adoración verdadera para hacerla prevalecer sobre todas las demás formas de adoración, aunque les repugne a los idólatras” [Sûrah At-Taubah (9), âyât 32 y 33].

Ahâdîth sobre el futuro del Islam

  1. Promesa de victoria: Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Da buenas noticias a esta Ummah de su grandeza, su prestigio, su victoria y su establecimiento en la tierra. Pero quien trabaje por el Más Allá buscando los bienes de este mundo, no tendrá parte en el Más Allá” [Musnad Ahmad].
  2. El Islam prevalecerá: Thaubân (radiallâhu ‘anhu) narró que el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Allâh comprimió la tierra para mí, y vi sus extremos orientales y occidentales. Mi Ummah abarcará todo lo que se me mostró”. [Muslim].
  3. El Islam llegará a todos los hogares: El Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Este asunto (el Dîn del Islam) llegará a cada rincón que alcancen el día y la noche. Allâh no dejará casa de barro ni de lana sin que entre este Dîn, honrando a los que lo acepten y humillando a quienes lo rechacen” [Musnad Ahmad]. Estas promesas son un recordatorio para la Ummah de que, aunque enfrente pruebas, la victoria final pertenece a los creyentes.

La promesa de la victoria para los creyentes

Allâh nos ha prometido Su ayuda siempre que seamos verdaderos creyentes y defendamos Su Dîn. El musulmán tiene la certeza de que Allâh dará la victoria a Su Dîn, sin importar cuánto tiempo pase o cuán fuerte parezca el poder de la falsedad. Allâh dice: “Ya habíamos escrito en los Salmos después del Recuerdo que Mis siervos justos heredarían la tierra” [Sûrah AL-Anbiyâ (21), âyah 105]. También dice: “Ya sucedió antes que dimos Nuestra palabra a Nuestros siervos enviados. Y fueron auxiliados. Y es verdad que Nuestros ejércitos fueron vencedores” [Sûrah AsSâffât (37), âyât 171 a 173]. Y dice también: “Auxiliaremos a Nuestros mensajeros y a quienes crean, en esta vida y en el día en que se levanten los testigos” [Sûrah Gâfir (40), âyah 51].

Aunque las pruebas sean arduas y los enemigos utilicen todas sus estrategias de hostilidad, nunca debemos olvidar que la Ayuda de Allâh está cerca. La astucia de Shaitân es débil, y la victoria final pertenece a la verdad y a sus seguidores. Allâh dice: “La espuma se va, siendo un deshecho y lo que aprovecha a los hombres permanece en la tierra. Así es como Allâh pone los ejemplos” [Sûrah Ar-Ra’d (13), âyah 17]. Allâh también recuerda a los creyentes que la victoria llega tras las dificultades más extremas: “Incluso cuando Nuestros mensajeros habían ya desesperado, creyendo que habían sido negados definitivamente, llegó a ellos Nuestro auxilio y salvamos a quien quisimos. Nuestro castigo no se aparta de la gente que hace el mal” [Sûrah Yûsuf (12), âyah 110].

Las pruebas como un medio de distinción

Allâh utiliza las pruebas para distinguir entre los aliados de Allâh y los seguidores de Shaitân. Dice Allâh Altísimo: “¿O acaso contáis con entrar en el Jardín sin que os suceda algo similar a lo que les sucedió a vuestros antepasados? La desgracia y el daño les golpearon y ellos se estremecieron hasta el punto de que el mensajero y quienes con él creían llegaron a decir: ¿Cuándo vendrá el auxilio de Allâh? ¿Pero acaso el auxilio de Allâh no está cercano?” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 214]. Y dice también: “¿O contáis acaso con entrar en el Jardín sin que Allâh sepa quiénes de vosotros han luchado y quiénes son los pacientes?” [Sûrah Âli ‘Imrân (3), âyah142].

Estas enseñanzas nos recuerdan que, aunque enfrentemos pruebas y tribulaciones, la victoria de Allâh está garantizada para los creyentes sinceros. La paciencia, la fe y la confianza en las promesas de Allâh son los pilares que nos sostendrán en tiempos de dificultad, y el triunfo final siempre será del Islam y sus seguidores.

Respetados hermanos y hermanas, roguemos a Allâh para que nos permita entender y aprender de estas valiosas enseñanzas. Âmîn.

Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh

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