Jutbah Semanal

Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.

EL DERECHO DE ALLÂH POR ENCIMA DE SU CREACIÓN

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Respetados hermanos y hermanas, dice Allâh Altísimo en Su Libro Sagrado: “Verdaderamente Isa, ante Allâh, es como Adam. Lo creó de tierra y luego le dijo: ¡Sé! Y fue” [Sûrah Ali ‘Imrân (3), âyah 59].

Dice también: “Y dicen: El Misericordioso ha tomado un hijo. Ciertamente traéis una calamidad. A punto están los cielos de rasgarse, la tierra de abrirse y las montañas de derrumbarse por su causa. Porque atribuyen un hijo al Misericordioso. Y no es propio del Misericordioso tomar un hijo. Todos los que están en los cielos y en la tierra no se presentan ante el Misericordioso sino como siervos” [Sûrah Mariam (19), âyât 88 a 93].

También dice Allâh: “Realmente han caído en incredulidad quienes dicen: Allâh es el Ungido, hijo de Mariam. Cuando fue el Ungido quien dijo a los hijos de Israel: ¡Adorad a Allâh! Mi Señor y el vuestro. Quien asocie algo con Allâh, Allâh le vedará el Jardín y su refugio será el Fuego. No hay quien auxilie a los injustos” [Sûrah Al-Mâîdah (5), âyah 72].

Por su parte, dijo el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “No me elogien de manera exagerada como hicieron los cristianos con ‘Isa hijo de Mariam”.

La justicia es darle a cada cosa el derecho y el lugar que merece y la injusticia es lo contrario a eso. La adoración es un derecho exclusivo de Allâh Subhânahu wa Ta‘âlâ, nada ni nadie merece ser adorado excepto Él, por eso, adorar a Allâh es lo justo, mientras que adorar a otro ser, o a cualquier persona o cosa aparte de Allâh, es una injusticia evidente.

Dice Allâh en el Qurân: “Y cuando Luqmân le dijo a su hijo aconsejándole: ¡Hijo mío! No asocies nada ni nadie con Allâh, pues hacerlo es una enorme injusticia” [Sûrah Luqmân (31), âyah 13].

Cuando Allâh envió a Sus mensajeros hacia las distintas comunidades y naciones, los envió con la misión de llamar a la gente a la Unicidad de Allâh en la adoración, y prevenirlos de la asociación y la idolatría. Hubo quienes se negaron a aceptar ese noble llamado, se aferraron a sus creencias paganas y rechazaron la Unicidad de Allâh. Otros, en cambio, acataron el llamado de los profetas, se apegaron a sus enseñanzas de manera correcta, siguieron sus órdenes al pie de la letra, y no modificaron a su antojo nada de lo que se les había enseñado.

Un tercer grupo cayó presa de su debilidad en la fe y de la ignorancia, sacaron las cosas de su sitio y, por su amor y admiración hacia ellos, le otorgaron a los profetas y mensajeros de Allâh un nivel más alto del que en realidad tenían. Su nostalgia a ciertos aspectos de la vida pagana los llevó a intentar unir entre cosas que son totalmente opuestas, como son la Unicidad de Allâh con la idolatría, la obediencia de los mandamientos de Allâh con la sumisión a sus pasiones e ideas, entre otras cosas.

Es por esa razón, que Allâh Altísimo y su Mensajero (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dejaron muy claro el lugar que debe ocupar cada cosa, y los límites que no deben ser sobrepasados. Pongamos como ejemplo la posición de los profetas en la fe, y las órdenes que dejaron Allâh y Su Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) respecto a la creencia que se debe tener sobre ellos.

Para nosotros los musulmanes los mensajeros de Allâh son quienes tienen el rango más elevado entre toda la creación. Ellos recibieron la Revelación de parte de Allâh y la pesada tarea de transmitir a la creación la Voluntad del Creador. Allâh los protegió de las faltas y los pecados para que fueran ejemplo a seguir para la gente. Son también quienes más sufrimiento y dificultades tuvieron que soportar. Por eso, es natural que haya en el corazón de sus seguidores un profundo amor por ellos. Pero ese amor, como todas las cosas de este mundo, puede convertirse en algo dañino si se sale de su medida correcta, y no se adecúa a las enseñanzas que ellos mismos dejaron.

Tenemos un ejemplo de ello en lo que ocurrió a algunos de los seguidores de ‘Isa (‘alaihis-salam); su amor por él los llevó a elevarlo hasta creer que él es Allâh, o el hijo de Allâh, o parte de una trinidad con Allâh Altísimo. Allâh deja claro en el Qurân que ‘Isa (‘alaihis-salam) es un ser humano que fue bendecido con la profecía, pero jamás tuvo ningún parentesco con Allâh Altísimo, pues Allâh no tiene parentesco con nadie de Su creación. Dice Allâh: “Di: Él es Allâh, Uno. Allâh, el Señor Absoluto. No ha engendrado ni ha sido engendrado. Y no hay nadie que se Le parezca” [Sûrah Al-Ijlâs (112)]. Dice también: “Realmente han caído en incredulidad quienes dicen: Allâh es el Ungido, hijo de Mariam. Cuando fue el Ungido quien dijo a los hijos de Israel: ¡Adorad a Allâh! Mi Señor y el vuestro. Quien asocie algo con Allâh, Allâh le vedará el Jardín y su refugio será el Fuego. No hay quien auxilie a los injustos. Y han caído en incredulidad los que dicen: Allâh es el tercero de tres, cuando no hay sino un Único Dios. Si no dejan de decir lo que dicen, ésos que han caído en la incredulidad tendrán un castigo doloroso. ¿Es que no van a volverse hacia Allâh y Le van a pedir perdón? Allâh es Perdonador y Compasivo. El Ungido, hijo de Mariam, no es más que un mensajero antes del cual ya hubo otros mensajeros. Su madre era una mujer veraz y ambos comían alimentos. Mira cómo les hacemos claros los signos y mira cómo luego inventan” [Sûrah Al-Mâîdah (5), âyât 72 a 75].

Estos versículos dejan clara la naturaleza de ‘Isa (‘alaihis-salam) como ser humano y también dejan en manifiesto la creencia que debe tener todo ser humano respecto a él. Allâh aclara que Él, Quien es el Creador de ‘Isa, lo escogió para llevar Su mensaje a Sus criaturas, y no le dio más facultades que esas. Ni Allâh le dio algo propio de la Divinidad, ni él pidió a sus seguidores que creyeran semejante cosa respecto a él.

No es propio de un profeta de Allâh que exija a sus seguidores que lo adoren asociándolo con Allâh ¿Cómo podría hacerlo, si eso va en contra del espíritu mismo de su misión? Allâh nos informa lo siguiente: “Y cuando Allâh dijo: ¡Isa, hijo de Mariam! ¿Has dicho tú a los hombres: “Tomadme a mí y a mi madre como dioses aparte de Allâh”? Dijo: ¡Gloria a Ti! ¡No me pertenece decir aquello a lo que no tengo derecho! Si lo hubiera dicho, Tú ya lo sabrías. Tú sabes lo que hay en mí, pero yo no sé lo que hay en Ti. Es cierto que Tú eres el Conocedor de lo más recóndito. Sólo les dije lo que me ordenaste: ¡Adorad a Allâh, mi Señor y el vuestro! Y he sido testigo de ellos mientras permanecí en su compañía. Y cuando me llevaste a Ti, Tú eras Quien los observaba, Tú eres Testigo de todas las cosas. Si los castigas… Son Tus siervos; y si los perdonas… Tú eres ciertamente el Poderoso, el Sabio” [Sûrah Al-Mâîdah (5), âyât 116 a 118]. Los versículos citados son una prueba de lo que ‘Isa (‘alaihis-salam) mismo enseñó y predicó a sus seguidores. y es lo que se espera de él y de todos los profetas enviados por Allâh Altísimo.

Por esta razón es que nuestro querido Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) nos previno de que nuestro amor por él nos lleve a otorgarle una posición más elevada de la que Allâh le dio, como hicieron sus seguidores con su Profeta ‘Isa (‘alaihis-salam). Dijo: “No me elogien de manera exagerada como hicieron los cristianos con ‘Isa hijo de Mariam”.

Hermanos y hermanas, uno de los aspectos que identifican a nuestro Dîn es el equilibrio que pone a todas las cosas, y la instrucción de darle su Derecho a Allâh, a cada persona, a cada criatura e incluso a cada cosa.

Rogamos a Allâh que nos otorgue el amor por Sus mensajeros como es debido, y que nos dé un entendimiento completo y correcto de Su Dîn, para que podamos así cosechar el éxito tanto en ésta vida como en la otra. Âmîn.

Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh

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