Jutbah Semanal
Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.
- Viernes, 24 de Enero de 2025
- Yumu‘ah, 24 de Râyab de 1446
- Imâm: Sh. Muthanna Soud Fajreldin
EL VIAJE NOCTURNO
En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.
Respetados hermanos y hermanas, en las Jutbah de estas últimas semanas hemos hablado sobre aspectos relacionados con El Viaje Nocturno y La Ascensión a Los Cielos, conocidos en la terminología islámica como “Al-Isrâ wal-Mi’râÿ”.
Con la ayuda de Allah, mañana sábado 25 de Raÿab y de Enero por igual, tendremos la oportunidad de hablar con más detalle y comodidad sobre este tema tan importante, pero hoy trataremos este punto de otra perspectiva que no podemos dejar de lado, porque la misma es, de hecho, uno de los objetivos por los cuales Allah hizo este regalo del Viaje Nocturno a nuestro amado Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam).
Dice Allah Altísimo en el Sagrado Qurân: “¡Gloria a Quien una noche hizo viajar a Su siervo desde la Mezquita Inviolable hasta la Mezquita más lejana, aquella cuyos alrededores hemos bendecido, para mostrarle parte de Nuestros signos! Verdaderamente Él es Quien oye y Quien ve” [Sûrah Al-Isrâ (17), âyah 1]. Dice también el Altísimo: “Alif, Lam, Mim. Ese Libro, sin duda, contiene una guía para los temerosos (de su Señor). Esos que creen en el no visto, establecen el salat y de la provisión que les hemos asignado, dan. Y esos que creen en (la Revelación) que se hizo descender sobre ti y en la que se hizo descender antes de ti; y de la Otra Vida tienen certeza. Ellos son los que van en la dirección de su Señor y son los que tendrán éxito” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyât 1 a 5]. Y dijo nuestro Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) en el famoso hadîth conocido como “el hadîth de Ÿibrîl”, cuando fue preguntado acerca del significado del îmân: “El îmân (la fe) es creer en Allah, en Sus ángeles, en Sus libros, en Sus Mensajeros, en el destino, bueno y malo que proviene de Allah, en la Vida después de la muerte y en el Paraíso y el Infierno”.
La fe en el Islam que es aceptada por Allah y que ha llegado a nosotros a través de Sus Mensajeros, se basa en la creencia del No Visto, o el “Gâib” como es llamado por Allah en el Qurân. Esa es además la esencia de la prueba de Esta Vida, el creer en Allah -a Quien no vemos- a través de la reflexión en Sus signos que están presentes en todo hasta en nosotros mismos y confiando en el mensaje de Sus Enviados (‘alaihimus-salam). Luego creer en los ángeles, que también están más allá de nuestra vista, creer en la vida después de la muerte a pesar de no haber ningún indicio de esta, y creer en el Paraíso y el Infierno basándonos únicamente en la promesa de Allah Altísimo y en la descripción que Él hace del Paraíso y el Infierno en el Qurân.
El ser humano está en esta vida de prueba para reconocer a su Creador y cumplir con Su voluntad en la tierra, y la prueba empieza con creer en Allah y en los demás asuntos del No Visto. Podemos decir, por lo tanto, que la fe en el No Visto es lo que hace la gran diferencia entre el musulmán y el no musulmán, y entre el creyente y el no creyente. Mucho antes que el cumplimiento con el salâh, o el ayuno del mes de Ramadân o la peregrinación a la Casa de Allah.
Es precisamente por la extrema importancia de este asunto y su posición en la base misma del Islam y sus creencias, que Allah lo menciona en el comienzo mismo del Qurân, en la primera página de la Sûrah Al-Baqarah. Dice Allah describiendo al verdadero creyente, que es temeroso de Allah: “Alif, Lam, Mim. Ese Libro, sin duda, contiene una guía para los temerosos (de su Señor). Esos que creen en el no visto, establecen el salat y de la provisión que les hemos asignado, dan. Y esos que creen en (la Revelación) que se hizo descender sobre ti y en la que se hizo descender antes de ti; y de la Otra Vida tienen certeza. Ellos son los que van en la dirección de su Señor y son los que tendrán éxito.” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyât 1 a 5]. En estos versículos queda claro cómo Allah menciona la fe en el No Visto antes que nada, y sólo después de eso habla sobre el establecimiento del salâh y la entrega de la caridad, ya que son dos cosas que, a pesar de su importancia y de ser Pilares del Islam, no son aceptados por Allah hasta que la base, que es la fe en Allah no esté en su lugar que le corresponde.
Allah es el Único que conoce todo cuanto existe y no se escapa nada a Su conocimiento. No existe el Gâib para Allah, porque todo cuanto es Gâib para nosotros, para Allah es evidente y está dentro de Su conocimiento y bajo Su control. Dice Allah: “A Allah pertenece lo que no se ve de los cielos y de la tierra. De Él proceden todas las órdenes, así pues, adórale y confíate a Él. Tu Señor no está inadvertido de lo que hacéis” [Sûrah Hud (12), âyah 123]. Dice también: “Él tiene las llaves de lo oculto y sólo Él lo conoce; y sabe lo que hay en la tierra y en el mar. No cae una sola hoja sin que Él no lo sepa, ni hay semilla en la profundidad de la tierra, ni nada húmedo o seco que no esté en un libro claro” [Sûrah Al-Anfâl (6), âyah 59].
A veces Allah comparte algo del conocimiento de lo oculto con alguno de Sus enviados. Pero es sólo una pequeña parte y en ningún caso se debe caer en el error de creer que los Mensajeros o las personas cercanas a Allah tienen pleno conocimiento de lo oculto. Allah ha dejado claro en el Qurân que sólo Él tiene ese conocimiento, y que sólo comparte un poco del mismo con quien Él desea de Sus mensajeros, para que ellos enseñen a su gente, o les adviertan de tribulaciones del futuro o les den las buenas nuevas de aquello que Allah tiene preparado para Sus siervos virtuosos. Dice Allah: “El Conocedor de lo oculto, a nadie le da acceso a Su No-Visto. A excepción de aquel mensajero que goza de Su beneplácito” [Sûrah Al-Ÿîn (26), âyah 27].
Allah le reveló algunas cosas del conocimiento del Gâib a nuestro Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y le mostró algunas cosas extraordinarias también. Parte de eso ocurrió durante el Viaje Nocturno, que fue una instancia milagrosa de principio a fin, desde el viaje realizado en unos instantes entre Makkah y la Mezquita de Al-Aqsa, hasta la ascensión a los cielos y su encuentro con Allah.
En ese viaje, Allah le mostró a Su Profeta muchas cosas que están ocultas al resto de Su creación, y cuando el Mensajero (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) estuvo de vuelta esa mañana, quedó claro quien realmente tenía fe en Allah y quien no. Los incrédulos de Makkah vieron en el relato de Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) la oportunidad perfecta para desmentirlo y rechazar su mensaje, argumentando que semejantes cosas no pueden ocurrir realmente. Pero para quienes tenían una fe completa en Allah y en la veracidad del Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), no había en el relato de ese viaje milagroso nada que se opusiera a el Poder de Allah ni nada que pudiera estar fuera de Su control. Por el contrario, este gran signo de Allah que otorgó a Su Mensajero, el viaje nocturno, se convirtió para los verdaderos creyentes en una prueba y un argumento más a su favor, y su fe en Allah se convirtió en algo inamovible.
Hermanos y hermanas, hoy en este bendito día Ÿumu’ah, estamos acá reunidos por la Gracia de Allah, y lo que nos une realmente es nuestra fe en Allah y en Su Libro y Su Mensajero y todo aquello de lo que Allah nos ha informado. Pedimos a Allah Altísimo, Señor del Universo y Creador de cuanto vemos y cuanto no vemos, que nos mantenga firmes en la fe y en el Islam, y que nos permita vivir de la manera que Él quiere de nosotros, para que nuestro encuentro con Él sea de la mejor manera y podamos alcanzar el éxito en esta vida y en la otra. Âmîn.
Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh