Jutbah Semanal

Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.

LA CRIANZA DE LOS HIJOS: UNA BENDICIÓN Y UN DESAFÍO

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

En el Islam, la buena crianza se centra en la educación de los hijos de acuerdo con los principios religiosos, y en cultivar virtudes como la honestidad, la bondad, la compasión, la humildad y la paciencia.

Dice Allâh Subhânahu wa Ta‘âlâ en Su Sagrado Qurân: “¡Hombres! Temed a vuestro Señor y temed un día en el que ningún padre podrá pagar por su hijo ni ningún recién nacido pagará por su padre; realmente la promesa de Allâh es verdadera, que no te seduzca la vida del mundo ni te seduzca, apartándote de Allâh, el Seductor” [Sûrah Luqmân (31), âyah 33].

Dice también Allâh Altísimo: “¿Acaso estabais allí, presentes, cuando le vino la muerte a Yaqûb? Cuando dijo a sus hijos: ¿Qué adoraréis cuando yo ya no esté? Dijeron: Adoraremos a tu Dios y al Dios de tus padres: Ibrahim, Ismâ’îl e Is-hâq, que es un Dios Único; y a Él estaremos sometidos” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 133].

Dijo el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Todos vosotros sois pastores y todos vosotros sois responsables de vuestro rebaño. El gobernador es pastor y responsable de su gente o pueblo. El hombre es pastor en su casa y familia. La mujer es pastora en casa de su marido y sus hijos. El criado es pastor de la riqueza de su dueño y responsable de su rebaño. Así pues, todos vosotros sois pastores y responsables de vuestro rebaño”.

Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo también: “El mejor regalo que cualquier padre le puede dar a su hijo son enseñanzas de buena conducta y modales islámicos”. El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo además: “Quiera Allâh tener misericordia sobre aquel padre que ayuda a su hijo en hacer el bien”.

Hoy en día, el ser humano por naturaleza se preocupa por el bienestar de su familia e hijos en cuanto a lo material, procurando una casa llena de comodidades, un auto nuevo y educación profesional rentable para sus hijos, pero se olvida de una preocupación mayor: la Otra Vida.

Sin excepción todos Profetas (‘alaihimus-salam), como todos nosotros, se preocupaban por el bienestar de su familia tanto en esta vida y como en la Vida Duradera: El Âjirah. Pero siempre preferían que sus familias y sus hijos tengan más de lo que hay en la Otra Vida eterna de lo que hay en esta vida pasajera.

El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) frecuentemente visitaba a su hija Fâtimah (radiallâhu ‘anhâ) antes de la oración del Faÿr y le decía: “¡Oh Fâtimah! ¿Estás durmiendo mientras que Allâh está esperando para responder tus súplicas?”. Eso era parte de su preocupación para que ella se conectara con Allâh en lo bueno y en lo malo. Hoy en día muchos padres dicen “¿Qué va a pasar con nuestros hijos cuando hayamos muerto?” Pero muy pocos dicen: “¿Qué va a pasar con nuestros hijos cuando ellos mueran? Allâh dice en el Qurân: “Y en cuanto al muro, era de dos muchachos de la ciudad que eran huérfanos y debajo del mismo había un tesoro que les pertenecía. Su padre había sido de los justos y tu Señor quiso que llegaran a la madurez y pudieran sacar su tesoro como una misericordia de parte de tu Señor” [Sûrah Al-Kahf (18), âyah 82]. Entre estos tesoros había un plato de oro con algunos consejos escritos, que decían: “Yo me asombro de la persona que cree en la muerte pero igual disfruta de esta vida. Yo me asombro de la persona que cree en el Fuego del Infierno, pero igual se ríe fuerte. Yo estoy asombrado de las personas que creen en el destino pero de todos modos se frustran. Yo estoy asombrado de la persona que cree que esta vida es pasajera pero deposita toda su energía en ella. Yo estoy asombrado de la persona que cree que mañana él tiene que rendir cuentas pero a pesar de eso, no aumenta las obras buenas en su cuenta”. Estos tesoros que dejaron unos padres para sus hijos, en realidad son tesoros para la Ummah hasta el Día del Juicio Final.

Como escuchamos del Qurân los consejos de Luqmân a su hijo, podemos encontrar que él ponía muy poco énfasis en las cosas mundanales más bien exhortaba a su hijo a obras tales que le beneficiaran en este mundo, en la tumba y en la Otra Vida.

Al respecto, dice Allâh en el Qurân: “Y he aquí que le dimos a Luqmân la Sabiduría: ¡Sé agradecido con Allâh! Pues quien agradece, lo hace en beneficio propio, pero quien es ingrato… Realmente Allâh es Rico, Digno de alabanza. Y cuando Luqmân le dijo a su hijo aconsejándole: ¡Hijo mío! No asocies nada ni nadie con Allâh, pues hacerlo es una enorme injusticia. Hemos encomendado al hombre que trate bien a sus padres. Su madre lo llevó en el vientre fatiga tras fatiga y fue destetado a los dos años. Sé agradecido conmigo y con tus padres. A Mí has de volver. Pero si se empeñan en que Me asocies algo de lo que no tienes conocimiento, entonces no los obedezcas. Pero acompáñalos en este mundo como es debido. Y sigue el camino de los que se vuelven a Mí en todo. Después habréis de volver a Mí y os haré saber lo que hacíais. ¡Hijo mío! Incluso el peso de un grano de mostaza dentro de una roca, o en los cielos, o en la tierra, Allâh lo traería a colación; es cierto que Allâh es Sutil, Penetrante. ¡Hijo mío! Establece la Oración, ordena lo reconocido, prohíbe lo reprobable y ten paciencia con lo que venga, es cierto que eso es parte de los asuntos que requieren entereza. Y no pongas mala cara a la gente ni andes por la tierra con insolencia, pues es verdad que Allâh no ama al que es presumido y jactancioso. Sé moderado al caminar y baja la voz, pues ciertamente la más desagradable de las voces es la del asno” [Sûrah Luqmân (31), âyât 12 a 19].

Hermanos y hermanas, es nuestra responsabilidad y deber buscar los mejores medios para exhortar a nuestra familia más directa hacia la fe y la obediencia de Allâh, plantando desde ya en sus corazones la semilla del Îmân y el Taqwa (la fe y el temor), dando cumplimiento a lo ordenado por Allâh en el Qurân y a la Sunnah de nuestro querido Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam).

Roguemos a Allâh para que nos de la capacidad y el éxito en esforzarnos en nuestra propia familia, y pidamos de Él que los guíe hacia el Su obediencia. Âmîn.

Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh

0:00
0:00
Scroll al inicio