Jutbah Semanal

Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.

EL AGRADECIMIENTO HACIA ALLÂH

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Respetados hermanos y hermanas, dice Allah Altísimo en el Sagrado Qurân: “Las alabanzas a Allah, Señor de los mundos” [Sûrah Al-Fâtihah (1), âyah 2]. Dice también en otro versículo del Qurân: “Y cuando os anunció vuestro Señor: Si sois agradecidos, os daré aún más, pero si sois desagradecidos… Es cierto que Mi castigo es intenso” [Sûrah Ibrâhîm (14), âyah 7].

Dijo nuestro querido Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Al-hamdulillâh, colma la balanza de las buenas obras”.

Cierta vez el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo, hablando de los objetivos por los que fue enviado por Allâh: “He sido enviado para llevar los buenos modales hacia la plenitud”.

Lo cierto es que toda su bendita existencia en la tierra fue un ejemplo vivo de eso, ya que sus excelentes modales y su conducta intachable salían a relucir en cada instancia y en toda circunstancia. Sus enseñanzas también reflejaron siempre ese noble objetivo y los sahabah (radiallâhu ‘anhum) hombres y mujeres que vivieron en su época y recibieron, de primera mano sus lecciones, llegaron a ser también ejemplos de moralidad y buena conducta. Toda clase de buenas cualidades estaban arraigadas en ellos, llegando a ser imposibles de separar de sus mismos seres.

De las cualidades que Allâh y su Mensajero inculcaron más tempranamente y con más exigencia, es la cualidad del agradecimiento. La primera Sûrah del Qurân, la que abre el Libro de Allâh e introduce al lector a sus tesoros inagotables empieza declarando que todas las alabanzas son para Allâh, el Señor de los mundos, merecedor de los agradecimientos más sinceros. La palabra “Al-hamdulillâh”, comienzo de la Sûrah, que repiten incansablemente los musulmanes alrededor del mundo entero, es la manera más completa de agradecer a Allâh y rendirle alabanzas.

Allâh Subhânahû wa Ta‘âlâ y Su Mensajero (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) nos han enseñado que la alabanza a Allâh y el agradecimiento a Él por sus bondades infinitas son de las obras más amadas por Allâh y también son medio suficiente para que Allâh perpetúe Sus bondades sobre nosotros e incluso las incremente.

Allâh nos narra en el Qurân cómo le reveló esa realidad a los pueblos que nos precedieron. Dice Allâh en Sûrah Ibrâhîm: “Y cuando os anunció vuestro Señor: Si sois agradecidos, os daré aún más, pero si sois desagradecidos… Es cierto que Mi castigo es intenso” [Sûrah Ibrâhîm (14), âyah].

El agradecimiento es la fórmula para acumular favores y bendiciones de Allâh, mientras que desagradecer a nuestro Señor nos puede dejar despojados de bendiciones que ya poseemos.

El Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) ha dejado establecido por medio de actos y palabras como debe rendir cada siervo las alabanzas a Allâh en cada momento del día, así como ante cada evento de su vida, sea agradable o adverso. ¿No nos enseñó acaso a recitar la Sûrah de Al-Fâtihah en cada salâh, que contiene alabanzas a Allâh? ¿No nos enseñó acaso a decir “Al-hamdulillâh” treinta y tres veces luego de cada uno de los cinco salâh obligatorios? ¿No fue él quien agradeció a Allâh ante cada buena nueva? ¿No fue él acaso quien alabó a Allâh cuando recibió duros golpes en la vida o perdió a seres queridos para su corazón?

Sí, todo eso y mucho más es parte de las enseñanzas proféticas que llevan al siervo a un estado de cercanía con Allâh que muy pocos consiguen y que, sin embargo, están al alcance de todos nosotros con el permiso de Allâh y Su ayuda.

El agradecimiento a Allâh en momentos de felicidad y prosperidad es un acto loable, pero también la conformidad con el Decreto de Allâh en los momentos difíciles es una obra grandiosa. Quienes al recibir una dificultad en la vida dicen “Al-hamdulillâh” y se resignan, Allâh les da recompensas incalculables y los hace de Sus siervos allegados en Esta Vida y la Otra.

El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo que cuando Allah ordena a Sus ángeles que tomen la vida del hijo de un siervo, Él les pregunta (y Él lo sabe todo): “¿Tomaron al hijo de mi siervo? ¿Tomaron el fruto de su corazón?” Ellos dicen: “Sí, lo hemos hecho”. Él pregunta: “¿Que dijo mi siervo?” Dicen: “Te rindió alabanzas y dijo: “Somos de Allâh y a Él debemos retornar”. Dice entonces Allâh Altísimo: “Construyan para mi siervo una morada en el Ÿannah y llámenla “La casa de la alabanza”.

Hermanos y hermanas, rogamos a Allâh Altísimo que nos haga a todos nosotros portadores de tan hermosa cualidad, y que nos cuente entre los agradecidos en Esta Vida y en la Otra. Âmîn.

Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh

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