Jutbah Semanal

Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.

VALORAR Y APROVECHAR EL BENDITO MES DE RAMADÂN

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Hermanos y hermanas, Allâh Altísimo dice en el Sagrado Qurân: “¡Creyentes! Se os ha prescrito el ayuno al igual que se les prescribió a los que os precedieron. ¡Ojalá tengáis temor (de Allâh)!” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 183]. Dice también: “En el mes de Ramadân se hizo descender el Corán, dirección para los hombres y pruebas claras de la Guía y del Discernimiento; así pues, quien de vosotros vea el mes, que ayune, y el que esté enfermo o de viaje que lo haga en otro momento, por el mismo número de días. Allâh quiere para vosotros lo fácil y no lo difícil, pero quiere que completéis el número (de días) y que proclaméis la grandeza de Allâh por haberos guiado. ¡Ojalá seáis agradecidos!” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 185]. También dice Allâh: “Y se les proclamará: Aquí tenéis el Jardín, lo habéis heredado por lo que hicisteis” [Sûrah Al-A’râf (7), âyah 43]. También dice: “Es cierto que lo hicimos descender en la noche del Decreto. ¿Y cómo hacerte saber qué es la noche del Decreto? La noche del Decreto es mejor que mil meses. En ella descienden los ángeles y el espíritu con las órdenes de tu Señor para cada asunto. Paz, ella dura hasta el despuntar del alba” [Sûrah Al-Qadr (97), âyât 1 a 5].

Por su parte dijo nuestro querido Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Cuando llega la primera noche de Ramadân los demonios malvados son encadenados, las puertas del Fuego son cerradas sin que quede abierta ni una sola, las puertas del Paraíso son abiertas hasta que no quede cerrada ninguna puerta. y un anunciante llama diciendo: “¡Oh, tú que buscas el bien, acércate! ¡Oh, tú que buscas el mal, aléjate!”

Hermanos y hermanas, esta vida mundana es, como se suele decir, un conjunto de oportunidades que pueden ser aprovechadas o desperdiciadas. Ejemplos de eso tenemos de sobra en nuestras propias experiencias de vida y también en lo que observamos a nuestro alrededor día tras día.

El comercio es un ejemplo de eso: El comerciante experto e inteligente, que conoce el valor de las oportunidades, aprovecha la temporada en la que la demanda de sus productos es elevada y trabaja en ella casi sin descanso, porque sabe el beneficio que le aguarda y sabe que después, cuando la temporada termine, tendrá uno que otro día de descanso. Mientras que el comerciante que no distingue bien, y no conoce la demanda de sus productos, o es presa de la flojera, deja pasar la temporada sin sacar de ella ningún beneficio, quedando destinado al trabajo continuo para poder conseguir una fracción de lo que podría haber conseguido en dicha temporada.

En los asuntos mundanales es así, y todos estamos conscientes de ello, pero en los asuntos espirituales también las cosas funcionan de esa manera, pues si bien cada momento es importante, hay temporadas y oportunidades de un valor mucho mayor que Allâh ha designado para que la gente inteligente las aproveche y que demandan de nosotros más esfuerzo para aprovecharlas como se debe. porque además nos facilitan conseguir adelantarnos en nuestro esfuerzo para la otra vida a grandes pasos. Una de esas oportunidades valiosas es el mes de Ramadân. la visita más esperada por todos y que está con nosotros por un tiempo limitado, y que pasa con una velocidad gigantesca. ya estamos en las puertas mismas del mes de Ramadân, y es conveniente que recordemos algunas de sus virtudes, para que nos sirvan de impulso para aprovecharlo de la mejor manera.

Hermanos y hermanas, este es el mes del ayuno que Allâh prescribió para nosotros. El ayuno es uno de los pilares que sostienen nuestra fe y nuestra obediencia a Allâh. en el versículo de Sûrah Al-Baqarah, que citamos al comienzo de nuestra jutbah, Allâh nos informa que ha hecho obligatorio el ayuno para nosotros, como había sido prescrito para las naciones anteriores. Con eso, Allâh nos exhorta a seguir el buen ejemplo de la gente virtuosa que nos precedió, a la vez que nos da un consuelo de que no hemos sido los únicos que hemos recibido la obligación de ayunar por una cantidad de días al año. junto con eso, Allâh nos habla del propósito del ayuno, que es conseguir el temor de Allâh.

En el hadîth que mencionamos al principio de nuestra jutbah, nuestro Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo que en este mes las puertas de Ÿahannam son cerradas. En este mes la gente que toma los caminos que llevan al Fuego están en disminución y la gente que se agolpa a sus puertas también, mientras que mucha gente recibe la liberación por parte de Allâh.

Al mismo tiempo, las puertas del Ÿannah se abren, y el Paraíso se embellece en preparación para recibir a sus afortunados moradores. la gente que transita por los caminos que conducen al paraíso aumenta, y la gente que llama a sus puertas también.

En el mes de Ramadân los demonios son encadenados, lo que nos libra de un enemigo implacable, aunque no debemos olvidar que la lucha contra el nafs continúa incluso en este mes.

En estos benditos días, si bien no podemos escuchar el llamado del anunciante con nuestros oídos, podemos sentirlo en nuestros corazones, en cómo se inclinan hacia el bien de manera natural y se alejan del mal de manera natural.

¿Se ha visto un mes donde haya tanta gente dispuesta a hacer el bien? Ramadân es una oportunidad para obrar el bien que difícilmente puede ser igualada. el hecho de que todos estén dispuestos a ayunar, recitar el Quran, revivir las noches con el Salâh del Tarawîh, es de gran ayuda para cada individuo, porque es cierto que el musulmán se fortalece por medio de sus hermanos y hermanas.

Este es el mes de la paciencia, el mes de la humildad, el mes de la caridad y de la buena convivencia. El mes de Ramadân es el mes de la misericordia de Allâh y el mes de la liberación del Fuego del Infierno.

Sus días son benditos y sus noches son un tesoro que debe ser valorado, en especial “Lailatul-Qadr” o La Noche del Decreto, que es más valiosa que mil meses de adoración. Dice Allâh: “Es cierto que lo hicimos descender en la noche del Decreto. ¿Y cómo hacerte saber qué es la noche del Decreto? La noche del Decreto es mejor que mil meses. En ella descienden los ángeles y el espíritu con las órdenes de tu Señor para cada asunto. Paz, ella dura hasta el despuntar del alba” [Sûrah Al-Qadr (), âyât 1 a 5].

Inshâ Allâh ya habrá oportunidad en otra jutbah para hablar larga y extendidamente acerca de esa noche especial, así como de otras virtudes de este mes grandioso.

Respetados hermanos y hermanas, rogamos a Allâh que nos ayude a aprovechar esta hermosa oportunidad, y que nos permita vivirla y aprovecharla muchas veces más. Âmîn.

Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh

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