Jutbah Semanal
Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.
- Viernes, 31 de Febrero de 2025
- Yumu‘ah, 15 de Sha'bân de 1446
- Imâm: Sh. Soud Ahmad Soud
PREPARAR LOS CORAZONES PARA LA LLEGADA DE RAMADÂN
En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.
Un gran mes se avecina. Una visita muy grata, probablemente la más grata para cualquier musulmán. Un mes sumamente esperado con gran expectativa por todos y cada uno de nosotros. Es el mes de la paciencia, el mes del Qurân, el mes del perdón, el mes del ayuno.
Ramadân es, sin duda, un mes que produce más y más unión entre nosotros como Ummah, y al mismo tiempo nos permite acercarnos y establecer una relación más fuerte con nuestro Creador.
Ayunar en este mes es obligatorio para todo quien físicamente pueda con el ayuno, y la oración durante sus noches es voluntaria, pero de una gran virtud.
Dice Allah en el Qurân: “¡Creyentes! Se os ha prescrito el ayuno al igual que se les prescribió a los que os precedieron. ¡Ojalá tengáis temor (de Allah)! Por un determinado número de días, fijados para ello. Pero el que esté enfermo o de viaje, podrá hacerlo, en igual número, otros días. Y los que pudiendo ayunar (no lo hagan o interrumpan su ayuno) que alimenten, como exención, a unos pobres. Pero quien haga el bien espontáneamente será mejor para él. Y que ayunéis es mejor para vosotros, si sabéis. En el mes de Ramadân se hizo descender el Qurân, dirección para los hombres y pruebas claras de la Guía y del Discernimiento; así pues, quien de vosotros vea el mes, que ayune, y el que esté enfermo o de viaje que lo haga en otro momento, por el mismo número de días. Allah quiere para vosotros lo fácil y no lo difícil, pero quiere que completéis el número (de días) y que proclaméis la grandeza de Allah por haberos guiado. ¡Ojalá seáis agradecidos!” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyât 184 y 185].
Allah hizo del ayuno del mes de Ramadân uno de los cimientos del Islam, junto con el salâh, el zakâh, y el Haÿÿ, después del shahadah. Son veintinueve o treinta días consagrados a dejar lo lícito que Allah nos dio por orden Suya, para agradar a Él, Altísimo sea. Dijo el Mensajero de Allah (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Ayunen por su avistamiento (la luna nueva) y terminen el ayuno (del mes) por su avistamiento. Y si se les oculta la luna, calculen 30 días”.
Allah ordenó a Sus siervos en este mes dejar la comida, la bebida y las relaciones maritales desde la primera luz del alba hasta la puesta del sol. Puso a prueba la fuerza de voluntad de Su siervo, haciendo ilícito para él durante los días de un mes lo que en otros meses le era lícito. También, para que el siervo haga una pequeña reflexión: “si para complacer a mi Señor estoy dejando lo que él me ha hecho lícito, con mayor razón debería abstenerme siempre de lo que me ha prohibido”. Por eso, el mensajero de Allah (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Quien no deja de hablar con la falsedad y actuar de manera incorrecta, Allah no necesita que deje de comer ni de beber”.
También dijo el Mensajero de Allah (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Cuando sea el día de ayuno de alguno de ustedes que no hable indecencias, ni le haga daño a la gente, ni discuta, y si alguien viene a insultarle o pelear con él que diga: estoy ayunando”.
Abu Hurairah (radiallâhu ‘anhu), narró que Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “A mi Ummah le fueron dadas cinco cosas que no fueron dadas a ninguna otra Ummah anterior en Ramadân. Para ella, el olor de la boca de un ayunante es más dulce para Allâh que el fragante aroma del almizcle. En su favor los peces en el mar buscan el perdón del ayunante hasta que rompe su ayuno. Allâh prepara y decora un jardín especial en el Ÿannah y luego dice: “Se acerca el tiempo en que Mis siervos fieles serán apartados de las grandes dificultades del mundo y vengan al Paraíso”. En este mes el pérfido Shaitân es encadenado, para que se mantenga alejado de los males a los que habitualmente se acerca durante los otros meses del año. En la última noche de Ramadân ellos (los ayunantes) son perdonados”.
El ayuno es, en realidad, un ayuno físico y espiritual. Su propósito está muy lejos de ser meramente pasar hambre y sed. En realidad, es como dijo Allah: “… para que alcancen la piedad”.
El ayuno es durante el día, pero además, para la noche Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) nos enseñó a revivirlas con la oración, el recuerdo de Allah y la recitación del Qurân. Dijo el Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Quien ayune Ramadân con îmân y anhelo de la recompensa, le serán perdonados sus pecados anteriores. Y aquel que levante (las noches de Ramadân) con îmân y anhelo de la recompensa, le serán perdonados sus pecados anteriores”. Cuidemos de las noches de Ramadân, hagamos que sean un medio de acercarnos a Allah Subhânahu wa Ta‘âlâ y de aferrarnos a Su Sagrado Libro. Hagamos de estás contadas noches un medio para cambiar nuestra vida y acercarla lo más posible a la vida de Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam).
Una vez, mientras Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) subía a su púlpito, sus compañeros notaron que decía “Âmîn” a medida que subía los escalones. Cuando le preguntaron, Él (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) les informó que Ÿibrîl (‘alaihis-salam) hizo algunas súplicas, a las que él dijo “Âmîn”. Una de ellas era: “¡Ay de aquel que presencia el mes de Ramadân y no le son perdonados sus faltas!”, a lo que Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Âmîn”.
Hermanos y hermanas, preparemos desde ya nuestros corazones y ambientemos desde ahora nuestras casas para la llegada de este bendito mes. No hay nada que pueda hacer el siervo si no es con la ayuda de su Señor, y está no es la excepción. Por eso, le rogamos a Allah que nos permita llegar al mes de Ramadân con bienestar físico y espiritual y que nos permita aprovechar cada segundo de este auspicioso mes de la manera que más le agrada. Âmîn.
Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh