Jutbah Semanal

Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.

EL HAŸŸ, REFLEXIONES Y ENSEÑANZAS

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Allâh dice en Su Libro Claro: “Los hombres tienen la obligación con Allâh de peregrinar a la Casa, si encuentran medio de hacerlo. Y quien se niegue… Ciertamente Allâh es Rico con respecto a todas las criaturas” [Sûrah Ali ‘Imrân (3), âyah 97]; y también dice: “Y llama a la gente a la Peregrinación, que vengan a ti a pie o sobre cualquier montura, que vengan desde cualquier remoto camino” [Sûrah Al-Haÿÿ (22), âyah 27].

Por su parte, el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “La peregrinación aceptada no tiene otra recompensa que el Ÿannah”; y también dijo (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Realizad el Haÿÿ y la ‘Umrah de manera sucesiva, pues eliminan la pobreza y los pecados como el fuelle elimina las impurezas del hierro, el oro y la plata”.

En los dos sahîh de Bujari y Muslim, en la versión de Muslim, el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “El Islam está construido sobre cinco pilares: atestiguar que no hay más dios que Allâh y que Muhammad es Su siervo y mensajero, establecer la oración, dar el zakat, peregrinar a la Casa (en Makkah Al-Muqarramah) y ayunar en Ramadân”; y también dijo: “Quien peregrina a esta Casa y no comete obscenidades ni pecados, volverá como el día en que su madre lo dio a luz”.

Hermanos y hermanas, el Haÿÿ, la Peregrinación, es una gran forma de adoración que Allâh ha prescrito para Sus siervos creyentes, por los muchos beneficios que contiene, por los nobles fines que persigue, y por los bienes que genera tanto en Esta Vida como en la Otra. La peregrinación es una obligación para todo creyente que tenga capacidad para realizarla, ya sea hombre o mujer, en cualquier lugar del mundo. En este pilar tan importante hay muchas lecciones y enseñanzas. Entre las más destacadas, se encuentra:

Primero: El Haÿÿ nos recuerda el Día del Juicio.

Pero ¿Cómo nos recuerda el Haÿÿ el Día del Juicio Final? Allâh dice: “¡Hombres! Temed a vuestro Señor, pues en verdad el temblor de la Hora será algo terrible. El día que la veáis, las mujeres que estén amamantando se despreocuparán de lo que estén amamantando y las embarazadas darán a luz lo que lleven en sus vientres y verás a los hombres ebrios pero no estarán ebrios, sino que el castigo de Allâh será intenso” [Sûrah Al-Haÿÿ (22), âyât 1 y 2].

El Sagrado Qurân no tiene nada aleatorio, porque cada palabra tiene un propósito. Allâh dijo: “Si procediera de otro que Allâh, hallarían en él muchas contradicciones” [Sûrah An-Nisâ (4), âyah 82].

Por qué Allâh comienza la sura del Haÿÿ recordando el Día del Juicio en lugar de hablar directamente sobre la importancia de la peregrinación ¿Cuál es la relación entre ambos? Después de reflexionar y meditar, encontré un asombroso parecido entre el Hayy y el Día del Juicio: El peregrino se despide de su familia, lo que recuerda el momento en que la persona se separa de este mundo; el peregrino se perfuma antes de ponerse el ihrâm, al igual que el muerto es perfumado antes de ser envuelto en su mortaja. La vestimenta del Haÿÿ para los hombres, sin costuras y con un hombro descubierto, recuerda el estado de desnudez en el Día del Juicio. Se narra en un hadîth que Â’îshah (radiallâhu ‘anhâ) dijo: “El Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “La gente será resucitada el Día del Juicio descalza, desnuda y no circuncidada”. Ella preguntó: “¡Oh Mensajero de Allâh! ¿Hombres y mujeres juntos, mirándose unos a otros?” Él respondió: “¡Oh Â’îshah! La situación será más grave que para que se fijen unos en otros”.

Quien va al Haÿÿ vive una escena que se asemeja al Día del Juicio: Multitudes de personas en pie, en un mismo lugar, como en Arafat. El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “El Haÿÿ es Arafat” [Ahmad y Abû Dâwûd]. Asimismo, la gente será reunida en un solo lugar el Día del Juicio cuando se les llame para comparecer ante su Señor: “Ese día seguirán una llamada, que no será posible eludir, y todas las voces se humillarán ante el Misericordioso. Sólo escucharás un murmullo” [Sûrah Taha (20), âyah 108]. Todos estarán de pie en el Haÿÿ, al igual que estarán de pie el Día del Juicio, tal como dice Allâh: “Y detenedlos que van a ser preguntados” [Sûrah As-Sâffât (37), âyah 24].

Los peregrinos tienen sus cabezas descubiertas bajo el sol ardiente, como la gente el Día del Juicio, cuando el sol se acercará a las cabezas y no habrá sombra que los proteja. En el Haÿÿ se suda mucho por el calor, al igual que la gente sudará el Día del Juicio hasta que su sudor se hunda setenta codos en la tierra y les llegue hasta los oídos, como se relata en Bujari y Muslim: “Su sudor penetrará setenta codos en la tierra y les llegará hasta los oídos”. ¡Oh Allâh, ten piedad!

Este asunto no será cuestión de una o dos horas, será arduo, y el viaje, largo.

El Haÿÿ es el único acto de adoración que ocupa varios días seguidos, al igual que el Día del Juicio será un día largo: “Y detenedlos que van a ser preguntados” [Sûrah Al-Insân (76), âyah 10]. Algunas interpretaciones dicen que ese día durará cien años, otras dicen trescientos, y algunas hasta cincuenta mil años. Lo cierto es que será un día muy largo y difícil, que requiere preparación, conciencia y atención.

Hay muchas otras cosas en el Haÿÿ que también nos recuerdan el Día del Juicio, por ejemplo, el Sa‘i entre Safa y Marwa nos recuerda la carrera del ser humano en ese día; Allâh dice: “El día en que salgan apresuradamente de las tumbas como si corrieran hacia una meta” [Sûrah Al-Ma‘ariÿ (70), âyah 43]. Ese día, la gente irá a los profetas a pedirles que intercedan para que Allâh inicie el Juicio, sea hacia el Paraíso o hacia el Infierno. Así como tú vas y vienes entre Safa y Marwah, te recuerdas a ti mismo que en el Día del Juicio irás y volverás con ansiedad y súplica.

¡Oh, musulmanes! Después de ver esta gran semejanza entre el Haÿÿ y el Día del Juicio, y cómo la peregrinación pasa por muchas situaciones que nos lo recuerdan, debemos preguntarnos: ¿Qué pasaría si la Umma recordara el Día del Juicio de esta manera? ¿Cómo cambiaría nuestra realidad? La mayoría de la corrupción, los pecados y el extravío que hay en el mundo se deben a que la gente ha olvidado que existe un día llamado el Día del Juicio, un día en el que cada persona rendirá cuentas por cada una de sus obras desde el primer momento en que fue responsable ante Allâh, hasta el instante de su muerte.

Allâh dice: “cierto que aquéllos que se extravían del camino de Allâh tendrán un violento castigo” [Sûrah Sâd (38), âyah 26]. ¿Por qué? ¿Cuál es la causa del desvío? Olvidar ese día es una calamidad, un desastre. Si la gente lo recordara verdaderamente, resolvería todos los problemas del mundo.

Por eso, el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), desde el primer día en que comenzó su llamado en La Meca, advirtió sobre ese día. Dijo: “¡Por Allâh! Moriréis tal como dormís, y seréis resucitados tal como despertáis, y seréis juzgados por lo que hacéis. Y será el Paraíso para siempre, o el Infierno para siempre”.

Así que, por Allâh, si de verdad recordaras el Día de la Rendición de Cuentas, ¿seguirías actuando como sueles hacerlo? ¿O reconsiderarías mil situaciones de tu vida? Si uno recuerda que será juzgado, ¿aceptaría sobornos? ¿Cometería injusticias? ¿Robaría? ¿Maltrataría a sus padres? ¿Violaría los derechos de su esposa, sus hijos, sus vecinos, o incluso de desconocidos? No creo que lo hiciera si tuviera certeza del Día del Juicio.

La rectitud en la Tierra comienza con recordar ese día.

El Haÿÿ es una advertencia pública, clara y poderosa para todos los musulmanes de que hay un día en el que volveremos a Allâh. Es como si el Haÿÿ te dijera: “Despierta, musulmán. Despierta, creyente”.

No hay ni un solo instante de tu vida que no esté siendo registrado:

 Allâh dice: “Este Libro Nuestro habla en vuestra contra con la verdad, habíamos mandado escribir lo que hacíais” [Sûrah Al-Ÿâthîyah (45), âyah 29].

Segundo: El Haÿÿ cultiva en nosotros la obediencia total a la Ley Revelada y su seguimiento.

Muchas de las acciones del Haÿÿ no tienen un significado racional comprensible: El Tawâf (circunvalación), el Sa‘i y sus repeticiones, el lanzamiento de piedras, el beso a la Piedra Negra, la estancia en Arafat, pasar la noche en Muzdalifah o en Mina. Sin embargo, todos estos actos se realizan en cumplimiento del Mandato de Allâh y Su Mensajero (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), sin cuestionamientos.

Allâh dice: “Di: Si amáis a Allâh, seguidme, que Allâh os amará y perdonará vuestras faltas. Allâh es Perdonador y Compasivo” [Sûrah Ali-‘Imrân (3), âyah 31 dice también: “Y lo que os da el Mensajero tomadlo, pero lo que os prohíba dejadlo” [Sûrah Al-Hashr (59), âyah 7].

En el Musnad de Ahmad, Ÿabir (radiallâhu ‘anhu) narra: “Vi al Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) lanzar las piedras montado en su camello el día del sacrificio, y dijo: “Tomad de mí vuestros rituales, pues no sé si volveré a hacer el Haÿÿ después de este”.

Este es un mensaje para toda la Umma, y los compañeros lo entendieron y lo aplicaron en todos los aspectos de sus vidas. Por ejemplo, ‘Umar Ibn Al-Jattab (radiallâhu ‘anhu) imitaba al Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) en todo. Cuando llegó a la Piedra Negra, la besó como lo hizo el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), y dijo: “Sé que eres una piedra que no puede causar daño ni beneficio; si no hubiera visto al Profeta besarte, no te habría besado” [Bujari].

‘Abdullâh Ibn ‘Umar (radiallâhu ‘anhu) lo siguió en todo también. Cuando tocó la Piedra Negra dijo: “¡Oh Allâh! Por fe en Ti, por creer en Tu Libro, y por seguir la sunnah de Tu Profeta” [Al-Tabarani].

Seguir al Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) es salvación, y desviarse de su camino es una prueba peligrosa.

Se narra que un hombre vino donde el imâm Mâlik ibn Anas y le preguntó: “¡Oh, Abû ‘Abdullâh! ¿Desde dónde debo entrar en estado de ihrâm? Le respondió: “Desde Dhul-Hulaifah, desde donde lo hizo el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). Preguntó: “Pero yo quiero entrar en ihrâm desde la mezquita, junto a su tumba” Respondió: “No lo hagas. Temo que caigas en la fitnah”. Preguntó: “¿Qué fitnah puede haber en caminar unos kilómetros más? Respondió: “¿Y qué fitnah es mayor que pensar que puedes hacer una obra más virtuosa que el propio Mensajero?” Y luego le recitó la âyah que dice: “Que se guarden los que se oponen a Su mandato(1) de que no les venga una prueba o un castigo doloroso” [Sûrah An-Nûr (24), âyah 63].

Por tanto, la sinceridad y la adhesión a la sunnah son de máxima importancia. La aceptación o el rechazo de las obras piadosas dependen de ellas. Si ambas están presentes, las obras son aceptadas. Si falta una o ambas, la obra es rechazada.

Según las Palabras de Allâh, el Altísimo: “Quien creó la muerte y la vida para probaros y ver cuál de vosotros sería mejor en obras. Y es el lrresistible, el Perdonador” [Sûrah Al-Mulk (67), âyah 2 Ibn Kathîr (rahmatullâhi ‘alaihi) dijo: “Una obra no puede considerarse buena a menos que se haga con sinceridad para Allâh, el Todopoderoso, de acuerdo con la Shariah del Mensajero de Allâh, que Allâh le bendiga y le conceda paz. Si una acción carece de una de estas dos condiciones, es nula y sin valor”.

Al-Fadâil Ibn ‘Îyadh dijo respecto a las Palabras de Allâh que citamos más arriba: “El más sincero y correcto”. Dijeron: “¡Oh, Abû ‘Alî! ¿Qué es lo más sincero y correcto?” Dijo: “Si una acción es sincera pero no correcta, no se acepta; y si es correcta pero no sincera, no se acepta hasta que sea sincera y correcta”. Sincero significa que se hace para Allâh, y correcto significa que se hace de acuerdo con la Sunnah.

Tercero: El Haÿÿ nos recuerda la guerra permanente contra Shaitân al lanzar las piedras (Rami Al-Ÿamarât).

¡Oh musulmanes! Durante el Haÿÿ hay un recordatorio para los creyentes sobre su enemigo más antiguo y más grande, el que cada día prepara mil trampas contra ellos, mientras muchos musulmanes lo olvidan. Este enemigo del que Allâh nos ha advertido en Su Libro y nos ha alertado sobre seguir sus pasos: “¡Vosotros que creéis! No sigáis los pasos del Shaitân.” [Sûrah An-Nûr (24), âyah 21]; y dijo también: “Realmente el Shaitân es enemigo vuestro, tomadlo como tal” [Sûrah Fâtir (35), âyah 6].

Este enemigo se acerca al ignorante de la religión, al que no distingue entre el bien y el mal, entre la Sunnah y la innovación. Allâh dice: “Di: ¿Queréis saber quiénes serán los más perdedores por sus obras? Aquellos cuyo celo por la vida del mundo los extravió mientras pensaban que hacían el bien con lo que hacían” [Sûrah Al-Kahf (18), âyât 103 y 104].

Se acerca también a los seguidores del falso camino y del pecado. Les embellece sus actos, los trivializa, los hace atractivos al punto de que el corazón se acostumbra y se deleita en ellos, y puede llegar incluso a defenderlos y promoverlos. Shaitân dijo: “Dijo: ¡Mi Señor! Puesto que me has perdido… Los seduciré en la tierra y los extraviaré a todos” [Sûrah Al-Hiÿr (15), âyah 39]. Se acerca al arrogante, que no acepta la verdad ni el consejo, y persiste en su desvío, hundiéndose en su extravío, hasta que la muerte lo sorprende estando en pecado. Se acerca al airado, dominando su mente, sus nervios, su oído y su vista.

En un hadîth se narra que un hombre dijo al Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Aconséjame” Dijo: “No te enojes”. El hombre repitió la petición varias veces, y cada vez el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) le respondió: “No te enojes” [Bujari]. Se acerca al avaro, prometiéndole pobreza y asustándolo para que no gaste en el camino de Allâh, ni en su familia ni en los necesitados.

Allâh dice: “El Shaitân os infunde temor con la miseria y os manda la avaricia, pero Allâh os promete perdón de Su parte y favor. Y Allâh es Espléndido, Conocedor” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 268], y al final, Shaitân abandona a sus seguidores.

Allâh dice: “Como el Shaitân cuando le dice al hombre: ¡Niégate a creer! Y cuando se ha negado a creer, le dice: Me desentiendo de ti, yo temo a Allâh el Señor de los mundos. Pero el final de ambos es el Fuego, donde serán inmortales. Ese es el pago de los injustos” [Sûrah Al-Hashr (59), âyât 16 y 17], y también dijo: “Y dirá el Shaitân cuando el asunto esté ya decidido: Allâh os hizo la promesa verdadera mientras que yo os prometí y no cumplí con vosotros. No tenía sobre vosotros ninguna autoridad excepto que os llamé y me respondisteis; así pues, no me culpéis a mí sino a vosotros mismos. Yo no os puedo salvar ni vosotros me podéis salvar a mí. He renegado de que antes me asociarais (con Allâh). Ciertamente los injustos tendrán un castigo doloroso” [Sûrah Ibrâhîm (14), âyah 22].

Por ello, busquen refugio en Allâh del Shaitân, y esten alerta para que no corrompa vuestra religión. Conserven el recuerdo de Allâh: Los adhkâr de la mañana y la noche, la recitación del Qurân; para que Shaitân no corrompa vuestras almas, vuestros hogares ni vuestra vida.

Le pedimos a Allâh, Glorificado y Altísimo, que nos dé la victoria sobre Shaitân en todos los frentes.

Cuarta lección: La Peregrinación nos recuerda la igualdad entre los diferentes grupos de musulmanes.

Es una idea profundamente hermosa que todos son iguales como los dientes de un peine. El rico está junto al pobre, el gobernante junto al gobernado, el mayor junto al menor. Todos se han despojado de sus ropas y visten el mismo atuendo: el rico y el pobre, el fuerte y el débil, unidos completamente en los rituales, el objetivo, las acciones y las palabras. No hay regionalismo, ni racismo, ni orgullo por el color, la raza o la clase social. No hay diferencias en la apariencia externa, ni en los rituales, ni en el lugar, ni en el tiempo. Todos son iguales; las diferencias desaparecen.

Dios Altísimo dijo: “Y en verdad que el más noble de vosotros ante Allâh es el que más Le teme” [Sûrah Al-Huÿurât (49), âyah 13], y dice también: “Verdaderamente la nación que formáis es una y Yo soy vuestro Señor, adoradme pues” [Sûrah Al-Anbiyâ (21), âyah 92].

El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Las personas son hijos de Adán, y Adán fue creado de tierra” [Ahmad]. También dijo: “¡Oh, gente! Ciertamente, vuestro Señor es Uno, y vuestro padre es uno. No hay superioridad de un árabe sobre un no árabe, ni de un no árabe sobre un árabe; ni de un blanco sobre un negro, ni de un negro sobre un blanco, excepto por la piedad. ¿He transmitido (el mensaje)? Dijeron: El Mensajero de Allâh ha transmitido” [Ahmad].

Cuando uno presencia esta escena y ve claramente la cooperación, la armonía y el amor en su forma más sublime, inevitablemente viene a la mente el dicho del Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), que todos conocemos: “El ejemplo de los creyentes en su afecto, misericordia y compasión mutuos es como el de un solo cuerpo: si una parte sufre, todo el cuerpo sufre con fiebre e insomnio” [Muslim].

¡Oh, musulmanes! y finalmente: El viaje en esta vida se realiza con los cuerpos, pero el viaje hacia la otra vida se realiza con los corazones junto a los cuerpos. No es gran cosa permanecer de pie en oración toda la noche, para luego partir al día siguiente con la caravana. Lo verdaderamente importante es que duermas en tu cama, y al despertar hayas adelantado a toda la caravana con tu intención y sinceridad.

¡Oh siervos de Dios!

  • Quien no haya podido estar en Arafat este año, que se mantenga firme en obedecer a Dios como corresponde.
  • Quien no pudo pasar la noche en Muzdalifah, que haga que su intención descanse en la obediencia a Dios, y así se haya acercado.
  • Quien no pudo mantenerse en Al-Jaif, que lo haga en el temor y la esperanza hacia su Señor.
  • Quien no pudo sacrificar su ofrenda en Mina, que sacrifique sus deseos aquí, y habrá alcanzado el objetivo.
  • Quien no pudo llegar a la Casa (la Ka’bah) por estar lejos, que se dirija al Dueño de la Casa, pues Él está más cerca de quien lo invoca que la vena yugular.
  • Quien no se arrepienta hoy, ¿cuándo lo hará? Quien no responda ahora, ¿cuándo responderá?
  • Y quien no se acerque a Dios con arrepentimiento, sigue siendo un extraño. ¡Oh aspiraciones de los que conocen a Dios, no os conforméis con menos que Él!
  • ¡Oh determinaciones de los peregrinos! reuniros para completar los rituales como los viajeros hacia Dios.
  • ¡Oh secretos de los amantes! circundad la Ka’bah del amor y postraos.
  • Entre la pureza del Safa y Marwah corred y apresuraos.
  • En Arafat, en las elevaciones, deteneos y suplicad.
  • Luego dirígete a Muzdalifah, el lugar de cercanía.
  • Luego regresa a Mina, la meta deseada.
  • Y si se acercan las ofrendas, acerca tu alma sin dudar ni retener.

Roguemos a Allâh para que nos conceda el honor y la gracia de visitar su Casa Sagrado, una y otra vez. Âmîn.

Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh

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