Jutbah Semanal

Traducción al español de la Jutbah que se dicta en árabe desde el Mimbar de Mezquita As-Salam, cada viernes y en los Eid.

EL ESFUERZO DURANTE RAMADÂN

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Alabado sea Allah, Altísimo. Suyo es el Reino y La Alabanza, y Él es quien todo lo sabe, todo lo ve.

¡Oh seres humanos! ¡Temed a vuestro Señor, Que os ha creado de una sola persona, de la que ha creado a su cónyuge, y de los que ha diseminado un gran número de hombres y de mujeres! ¡Temed a Allah, en Cuyo nombre os pedís cosas, y respetad la consanguinidad! Allah siempre os observa.

¡Creyentes! Temed a Allah con el temor que Le es debido y no muráis sino como musulmanes.

¡Oh, creyentes! Tengan temor de Dios, y que cada alma considere cuánto ha obrado para el mañana. Tengan temor de Dios, porque Dios está bien informado de cuanto hacen.

¡Oh, creyentes! ¡Tengan temor de Dios y crean en Su Mensajero! Les dará participación doble en Su misericordia, les dará una luz para el camino y los perdonará. Dios es Absolvedor, Misericordioso. (Al Hadid, 28) ¡Oh, creyentes! Tengan temor de Dios y hablen solo con la verdad. Él hará virtuosas sus obras y perdonará sus pecados. Quien obedece a Dios y a Su Mensajero obtendrá un triunfo grandioso.

El mes de Ramadân es un tiempo especial en el que los musulmanes nos esforzamos al máximo en la adoración, la paciencia y las buenas acciones. Ayunamos con sinceridad, rezamos las oraciones nocturnas, damos caridad y buscamos la cercanía de Allah. Sin embargo, debemos recordar que la adoración y el esfuerzo por hacer el bien no deben limitarse solo a Ramadân.

Allah nos ordena en el Quran: “Y adora a tu Señor hasta que te llegue la certeza” [Sûrah Al-Hiÿr (15), âyah 99]. Este versículo nos recuerda que la adoración y las buenas obras deben ser constantes en nuestra vida. No son actos exclusivos de un mes, sino de toda nuestra existencia. Ramadân es una escuela de disciplina y dedicación que nos entrena para continuar con el esfuerzo el resto del año.

El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) nos enseñó la importancia de mantener la constancia en la adoración. En un hadîth narrado por ‘Aîshah (radiallâhu anhâ), dijo: “La acción más amada por Allah es aquella que se hace de manera constante, aunque sea pequeña” [Bujari y Muslim]. Este hadîth nos recuerda que lo importante no es hacer grandes actos de adoración solo en Ramadân y luego abandonarlos, sino mantener la constancia en nuestras buenas acciones durante todo el año. La oración, la lectura del Qurân, la caridad y la bondad hacia los demás deben ser parte de nuestra rutina diaria.

Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) también dijo: “Quien ayune en Ramadân con fe y esperando la recompensa de Allah, le serán perdonados sus pecados anteriores” [Bujari y Muslim]. También dijo: “Cuando llega Ramadán, se abren las puertas del Paraíso, se cierran las puertas del Infierno y se encadenan los demonios” [Bujari y Muslim]. También dijo: “El olor de la boca del ayunante es más agradable para Allah que el perfume del almizcle” [Bujari y Muslim].

El Islam no solo nos llama a esforzarnos en la adoración, sino también en nuestro trabajo y en nuestras responsabilidades diarias. El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Allah ama cuando uno de ustedes realiza un trabajo, que lo haga con excelencia” [Baihaqî]. Esto significa que debemos ser personas diligentes y honestas en nuestros empleos, negocios, y en todas nuestras interacciones diarias. No debemos limitarnos simplemente al salâh o al ayuno, sino que también debemos esforzarnos en ser los mejores en cada aspecto de nuestras vidas.

Ramadán también es un tiempo para fortalecer los lazos familiares y comunitarios. Es un momento para perdonar, para ayudar a los necesitados y para unir nuestros corazones en la fe. El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Quien no abandona la falsedad en el habla y en la acción, entonces Allah no necesita que deje su comida y bebida” [Bujari]. Esto nos enseña que el ayuno no es solo abstenerse de la comida y la bebida, sino también de todo aquello que daña nuestra relación con Allah y con los demás.

Hermanos y hermanas, debemos reflexionar sobre el propósito de Ramadân. No es solo un mes para acercarnos a Allah y luego regresar a nuestros viejos hábitos. Debemos llevar con nosotros las lecciones aprendidas y aplicarlas en cada día del año.

Algunas formas de mantener el espíritu de Ramadân son:

  • Continuar con el ayuno voluntario, como los lunes y jueves.
  • Leer el Corán regularmente y reflexionar sobre sus enseñanzas.
  • Ser generosos y ayudar a los necesitados constantemente.
  • Mantener nuestras oraciones obligatorias y realizar oraciones voluntarias.
  • Esforzarnos por mejorar nuestro carácter y nuestras relaciones con los demás.
  • Involucrarnos en actividades de beneficio para la comunidad.
  • Enseñar a nuestros hijos y familiares sobre la importancia del esfuerzo continuo en la fe.

Queridos hermanos y hermanas, Ramadân nos enseña a ser mejores, pero es nuestra responsabilidad continuar con ese esfuerzo el resto del año.

Que Allah nos haga de aquellos que permanecen firmes en la fe y en las buenas obras, dentro y fuera de Ramadân. Âmîn.

Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakâtuh

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