- Viernes, 3 de Noviembre de 2023
- Yumu‘ah, 19 de Rabi'ûl-Âjir de 1445
- Imâm: Sh. Soud Ahmad Soud F.
En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.
Allah dice en el Qurân: “¡Hombres! Temed a vuestro Señor que os creó a partir de un solo ser, creando de él a su pareja y generando a partir de ambos muchos hombres y mujeres. Y temed a Allah, por Quien os pedís unos a otros, y respetad los lazos de sangre. Realmente Allah os está observando.” [Sûrah An-Nisâ (4), âyah 1]. Dice también Allah en el Qurân: “¡Vosotros que creéis! Temed a Allah como debe ser temido y no muráis sin estar sometidos” [Sûrah Ali ‘Imrân (3), âyah 102]. Dice también: “¡Vosotros que creéis! Temed a Allah y que cada uno espere para el mañana lo que él mismo se haya buscado” [Sûrah Al-Hashr (59), âyah 18]. Dice también: “¡Vosotros que creéis! Temed a Allah y creed en Su mensajero y os dará de Su misericordia doblemente, os conferirá una luz con la que caminaréis y os perdonará. Allah es Perdonador, Compasivo” [Sûrah Al-Hadîd (57), âyah 28]. Dice También: “¡Vosotros que creéis! Temed a Allah y hablad acertadamente. Él hará buenas vuestras acciones y os perdonará las faltas. Y quien obedece a Allah y a Su mensajero ha triunfado con gran éxito” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyât 70 y 71].
Respetados hermanos y hermanas, Allah Altísimo, hizo descender el Qurân para que fuera una Luz que nos permita caminar en la oscuridad. En él está la solución a todos nuestros problemas, y la cura para todas nuestras enfermedades.
Sin duda, pasamos por días difíciles. Nos sentimos agobiados e impotentes. Nada está en nuestras manos. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué opción le queda al débil y al oprimido más que ver los hechos más dolorosos ocurrir frente a sus ojos sabiendo que no hay una salida evidente? ¿O que puede hacer una persona sin voz ni voto, sin influencia social o política, para detener una tragedia inminente?
La solución está, sin lugar a dudas en el Qurân, la Palabra Bendita de Allah Ta‘âlâ
Allah nos contó en él la historia de Bani Isrâ˙îl. Un pueblo extremadamente oprimido y maltratado, por décadas sino siglos. Dijo Allah Ta‘âlâ: “Ta, Sin, Mim. Estos son los signos del Libro claro. Te vamos a contar, con la verdad, parte de las noticias de Musa y del Faraón, para la gente que cree. Realmente el Faraón fue un tirano altivo en la tierra. Dividió a sus habitantes en clases y subyugó a una parte de ellos, degolló a sus hijos y dejó vivir a las mujeres. Era un corruptor. Y quisimos favorecer a los que habían sido subyugados en la tierra, hacerlos dirigentes y convertirlos en los herederos. Les dimos sitio en la tierra y en ellos le hicimos ver al Faraón, a Haman y a sus huestes lo que se temían. E inspiramos a la madre de Musa: Amamántalo y cuando temas por él, déjalo en el río, y no temas ni te entristezcas porque te lo devolveremos y haremos de él uno de los enviados. Y lo recogió la familia del Faraón para que fuera para ellos un enemigo y un motivo de tristeza; verdaderamente el Faraón, Haman y sus ejércitos estaban descarriados. Y dijo la mujer del Faraón: Será un frescor para mis ojos y para los tuyos, no lo matéis, puede ser que nos beneficie o lo adoptemos como hijo. Pero ellos no se daban cuenta. Y la madre de Musa se quedó vacía en lo más hondo y a punto estuvo de revelarlo de no haber sido porque reconfortamos su corazón para que fuera de los creyentes. Le dijo a su hermana: sigue su rastro; y entonces lo vio desde un lugar apartado sin que se dieran cuenta. Hasta entonces no habíamos permitido que ninguna nodriza pudiera amamantarlo, entonces dijo: ¿Queréis que os indique una familia que puede cuidarlo para vosotros criándolo bien? Y así se lo devolvimos a su madre para consuelo de sus ojos y para que no se entristeciera y supiera que la promesa de Allah es verídica. Sin embargo la mayoría de ellos no saben” [Sûrah Al-Qasas (28), âyât 1 a 13].
La primera gran lección que podemos sacar de estas âyât es que Allah cuando quiere que algo ocurra, es muy posible que lo haga de una forma que no pase por la mente de un humano. ¿De verdad salvó a Mûsâ (‘alaihis-salam) de que el Faraón lo asesinara, haciendo que Mûsâ llegara a la casa del Faraón y que este lo cuidara como a un hijo? ¿Y luego hizo que ninguna otra mujer pudiera amamantarlo de manera que lo pudiera hacer su madre como una nodriza? ¿Quién de nosotros puede hacer esto sino Allah? Esto fue el principio de la destrucción del Faraón y de la salvación de un pueblo oprimido.
La historia continúa y es larga, pero, después de varias décadas, Mûsâ (‘alaihis-salam) volvió como mensajero hacia el Faraón para que creyera en Allah Único y liberará a la tribu de Israel. El Faraón se negó rotundamente, y tomó todas las medidas posibles para seguir torturar al pueblo de Mûsâ.
Allah nos narra la historia en el Qurân, diciendo: “Y dijeron los principales de Faraón: ¿Vas a permitir que Musa y su gente corrompan la tierra y te abandonen a ti y a tus dioses? Dijo: Mataremos a sus hijos y dejaremos con vida a sus mujeres y en verdad que nos impondremos sobre ellos. Dijo Musa a su gente: Buscad ayuda en Allah y tened paciencia, pues es cierto que la tierra pertenece a Allah y la heredarán aquellos de Sus siervos que Él quiera. Y el buen fin es de los que temen (a Allah). Dijeron: Hemos sufrido antes de que tú vinieras a nosotros y también después. Dijo: Puede que vuestro Señor destruya a vuestros enemigos y haga que les sucedáis en la tierra para ver cómo actuáis” [Sûrah Al-A’râf (7), âyât 127 a 129].
En Sûrah Yûnus, Allah nos lo relata de la siguiente manera: “Pero sólo una parte de la descendencia de su pueblo creyó en Musa por miedo a que Faraón y su gente los persiguieran; realmente Faraón fue altivo en la tierra y fue de los que exceden (todo límite). Y dijo Musa: ¡Gente mía! Si creéis en Allah confiaros a Él, si es que sois sumisos. Y dijeron: En Allah nos confiamos. ¡Señor nuestro! No pongas a prueba, a través de nosotros, a la gente injusta. Y sálvanos, por tu Misericordia, de la gente incrédula. E inspiramos a Musa y a su hermano: Procurad casas en Misr para vuestra gente, hacedlas lugares de adoración y estableced la oración. Y da buenas noticias a los creyentes. Y dijo Musa: ¡Señor nuestro! En verdad le has dado a Faraón y a su élite, lujo y riquezas en la vida de este mundo. ¡Señor nuestro! para que se extraviaran de Tu camino. ¡Señor nuestro! Destruye sus riquezas y endurece sus corazones, porque no van a creer hasta que no vean el castigo doloroso. Dijo: Vuestra petición ha sido ya respondida, sed pues rectos y no sigáis el camino de los que no saben.” [Sûrah Yûnus (10), âyât 83 a 89].
Finalmente llegó la orden de Allah y El Faraón fue derrotado. Allah salvó a Mûsâ (‘alaihis-salam) y a su pueblo por la paciencia y perseverancia. Y está es la única solución para nosotros hoy.
Queridos y respetados hermanos y hermanas, la paciencia, la perseverancia, la confianza en Allah, la rectitud y las buenas obras, son nuestras mayores armas. Quién es amado por Allah, obtendrá la victoria tarde o temprano. Pero siempre habrá pruebas. Dijo Allah: “¿O acaso contáis con entrar en el Jardín sin que os suceda algo similar a lo que les sucedió a vuestros antepasados? La desgracia y el daño les golpearon y ellos se estremecieron hasta el punto de que el mensajero y quienes con él creían llegaron a decir: ¿Cuándo vendrá el auxilio de Allah? ¿Pero acaso el auxilio de Allah no está cercano?” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 214]. Y dijo también: “¡Vosotros que creéis! Buscad ayuda a través de la paciencia y de la oración; es cierto que Allah está con los pacientes” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 153].
Todo el tiempo se nos alienta a estar conscientes de Allâh. Como humanos no sabemos ni siquiera lo que ocurre con nosotros mismos. Pero nada está oculto para Allâh. Dice Allâh en el Sagrado Qurân: “Él tiene las llaves de lo oculto y sólo Él lo conoce; y sabe lo que hay en la tierra y en el mar. No cae una sola hoja sin que Él no lo sepa, ni hay semilla en la profundidad de la tierra, ni nada húmedo o seco que no esté en un libro claro” [Sûrah Al-Anfâl (6), âyah 59].
Abû Hurairah (radiallâhu ‘anhu) narró que el Mensajero de Allah (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Lo más cerca que un Siervo puede estar de su Señor es cuando está en postración, así que invoca a Allah mucho en ella” [Muslim y Abu Dâwûd].
Cuando un musulmán está en su salâh está volviendo su rostro a Allah Subhânahu wa Ta‘âlâ y cuando él se postra él está lo más cerca que pueda estar de Allah, así que es mejor invocar a Allah en ese momento. Es dicho que, durante la postración, uno debería pedir por todas sus necesidades.
Abû Hurairah (radiallâhu ‘anhu) narró que el Enviado de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Dirá Allâh: “¡Yo soy como mi siervo cree que soy con él! Estoy con él si Me recuerda. Cuando Me recuerda en la intimidad de su ser, lo recuerdo en la intimidad de Mi Ser, si Me recuerda ante un grupo, ¡lo recuerdo ante un grupo mejor que su grupo!”. [Al-Bujârî y Muslim].
Si estás atravesando momentos de angustia y dolor, recuerda a Allâh, invoca Su nombre y pídele ayuda. Coloca tu frente en el suelo y alábalo para obtener así la verdadera libertad. Eleva tus manos mientras realizas la súplica, y pídele constantemente. Póstrate frente a Su puerta, ten buenos pensamientos sobre Él y espera Su ayuda. Entonces encontrarás la felicidad y el éxito verdaderos. Si ves que la cuerda se tensa cada vez más, sabe que se cortará. Luego de las lágrimas llega la sonrisa, el miedo es reemplazado con el bienestar y la serenidad se apodera de la ansiedad.
El Profeta Mûsâ (‘alaihis-salam) no se ahogó en el Mar, porque pronunció firmemente con confianza y fortaleza: “Dijo: No (nos alcanzarán), mi Señor está conmigo y Él me guiará” [Sûrah Ash-Shu‘ârâ (26), âyah 62].
El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Ten en mente que el éxito se alcanza con la paciencia y el alivio llega después de la dificultad”. No te deprimas, porque tienes a tu Señor, quien dio solución a tus asuntos ayer, y te las dará de igual manera mañana.
Umm Salamah (radiallâhu ‘anhâ) narró: “Escuché al Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) decir: “Si un musulmán cuando le sucede una desgracia dice lo que Allâh le ordenó: “Ciertamente pertenecemos a Allâh y ciertamente a El regresaremos” ¡Oh Allâh recompénsame por mi desgracia y dame en su lugar algo mejor; Allâh le dará algo mejor en su lugar!” Cuando murió Abû Salamah dije: “¿Qué musulmán es mejor que Abû Salamah? Su familia fue la primera en emigrar con el Mensajero de Allâh”. Luego dije las palabras (que Allâh ordenó), entonces Allâh me dio en su lugar al Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) como esposo”.
A través de estos ejemplos y estas historias, Allâh nos enseña que quien busca Su ayuda a través de la paciencia y de la oración, Él lo ayudará. Abû Bakr As-Siddîq (radiallâhu ‘anhu) dijo: “Cuando estábamos en la cueva vi los pies de los idólatras que nos perseguían, dije: “¡Enviado de Allâh! Si alguno mirara a sus pies nos verían”. Me dijo: “¿Qué crees, Abû Bakr, de dos cuyo Tercero es Allâh?”. [Al-Bujâri y Muslim]. Luego la paz y la tranquilidad descendieron sobre ellos.
Por eso, como creyentes, a pesar de nuestras dificultades y condiciones siempre debemos buscar la ayuda de Allâh con paciencia y oración, como Allâh nos enseña en el Qurân: “¡Vosotros que creéis! Buscad ayuda a través de la paciencia y de la oración; es cierto que Allâh está con los pacientes” [Sûrah Al Baqarah (2), âyah 153].
Quiera Allâh darnos el Taufîq de entender estas enseñanzas y poder practicarlas y roguemos a Allâh para que nos de la capacidad de inculcar estos valiosos consejos y lecciones en nuestras vidas. Âmîn.
Wassalamu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakatuh