
- Viernes, 7 de Julio de 2023
- Yumu‘ah, 19 de Dhul-Hiyyah de 1444
- Imâm: Sh. Yusuf G. Hoosen
En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.
Dice Allâh Altísimo en el Sagrado Qurân: “Habrán triunfado los creyentes. Aquéllos que en su salâh están presentes y se humillan. Los que de la frivolidad se apartan (…) Y aquéllos que con lo que se les confía y de sus compromisos son cumplidores. Y los que cumplen sus oraciones. Ellos son los herederos, que heredarán el Firdaus, donde serán inmortales”[Sûrah Al-Muminûn (23),âyât 1 a 11].
Un beduino dijo al Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “¡Oh, Mensajero de Allâh! Quiero que mi îmân (fe) sea completo”. Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) le respondió: “Embellece tu ajlâq (conducta) y tu îmân estará completo”.
De entre todos nuestros actos de adoración, uno de los más importantes es nuestro ajlâq, es decir nuestra conducta y modales. Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “La cosa más pesada en la Balanza en el Día del Juicio Final será la buena conducta”. Por eso es sumamente importante que nosotros hagamos un esfuerzo para cambiar nuestra conducta y mejorarla, la manera como tratamos a nuestras mujeres, a nuestras hermanas, a nuestras hijas e hijos, nuestros empleados, nuestros subordinados, nuestros mayores, nuestros vecinos sean o no musulmanes, a nuestros hermanos y a la Ummah. Uno puede cumplir con todos sus actos de adoración, pero si tiene una conducta desagradable, su îmân no estará completo. La receta para que nuestro îmân sea completo, es esforzarnos para embellecer nuestra conducta. Para ello nuestro modelo es el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y sus ilustres compañeros, los sahâbah (radiallâhu ‘anhum). Él (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) era quien poseía el más noble carácter, era el más generoso y temeroso de Allâh, por eso Allâh lo elogió en el Qurân diciendo: “Y estás hecho de un carácter magnánimo” [Sûrah Al-Qalam (68), âyah 4]. Por su parte, el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “La creación es la familia de Allâh, y la mejor persona ante Allâh es aquel que beneficia a la creación de Allâh”.
Narraron Abû Dharr y Mu‘âdh Ibnu Ÿabal (radiallâhu ‘anhumâ) que el Enviado de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Teme a Allâh donde quiera que te encuentres. Si cometes un pecado, haz inmediatamente una buena acción que borre la falta anterior, y compórtate con la gente de la mejor manera” [At-Tirmidhî]. También dijo el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Las obras más queridas para Allâh son: introducir la alegría en el corazón de un musulmán, levantarle alguna dificultad, disiparle algún temor o miedo o hacerse cargo de alguna deuda suya”.
¿Qué se puede entender por buen carácter? El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “La piedad es el buen carácter”, lo que implica tener buen carácter con Allâh y buen carácter con los siervos de Allâh. Respecto del buen carácter con Allâh, significa que nosotros debemos aceptar cada orden de Allâh y cumplirla de acuerdo a nuestra capacidad, si Él nos ordena la oración, el zakâh, el ayuno, etc., debemos sentirnos contentos de cumplir sus órdenes. Respecto del buen carácter con la gente, debemos evitar herir a las personas, debemos ser pacientes cuando la gente nos hiere, debemos presentarnos ante la gente con un rostro sonriente. Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) solía pedir a Allâh que le conceda un buen carácter y pedía también protección a Allâh del mal carácter. ‘Âishah (radiallâhu ‘anhâ) dijo que Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) solía decir: “¡Oh, Allâh! Así como has mejorado mi apariencia, embellece también mi carácter”.
Una vez alguien pregunto a ‘Abdullâh Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhumâ) sobre la vida de ‘Umar, el respondió: “Que Allâh tenga misericordia de ‘Umar. Después que se hizo musulmán, Allâh abrió el Islam en la península árabe. Era muy cariñoso con los huérfanos; fue un centro del conocimiento; siempre ayuda a los pobres; tenía una muy buena conducta y era muy paciente con los ignorantes; levanto el Dîn de Allâh siempre buscando Su complacencia; lo respetaban tanto sus amigos como sus enemigos; era muy agradecido en los buenos y malos tiempos; recordaba a Allâh y hacía que la gente también recordará a Allâh con sus acciones”.
Nawâs Bin Sam‘ân (radiallâhu ‘anhu) dijo: “Le pregunté al Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) sobre la piedad y el pecado y me dijo: “La piedad es el buen carácter; y el pecado es aquello que se remueve dentro de ti y que no te gusta que la gente lo descubra”. También se le preguntó al Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) que es lo que más hace entrar a la gente al Paraíso, dijo: “El temor de Allâh y el buen carácter”.
Narraron Hâkim, Baihaqî y Tabranî (rahmatullâhi ‘alaikum) que después de la muerte del Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhumâ) estaba en I’tikâf en la mezquita de Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y llegó un hombre, lo saludó y se sentó. Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhumâ) le preguntó: “¿Porque te veo tan triste?”. Respondió el hombre: “Adquirí una deuda con alguien y debo pagarle lo antes posible, pero no sé cómo voy a solucionar este problema”. Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhumâ) dijo: “¿Quieres que hable con esa persona para que te dé más plazo?”. El hombre respondió: “Eso me gustaría mucho y sería muy bueno para mí porque tendría más tiempo para juntar el dinero y pagar mi deuda”. Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhumâ) Respondió con lágrimas en sus ojos: “Yo escuché a quien habita en esta tumba (el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam)) diciendo: “Para aquélla persona que ayuda a su hermano en su problema hasta que sale de él, eso será mejor para él que diez años de I’tikâf, y quién hace una noche de I’tikâf solamente para complacer a su Señor, Allâh pondrá entre él y el Fuego del Infierno tres fosos, y la distancia de cada foso será como la distancia entre el Este y el Oeste”.
El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Cierta mujer fue al Infierno debido a su mal trato con un gato, ella lo amarraba y no lo alimentaba. Por otro lado, una persona calmó la sed de un perro, y esta acción fue un medio para su perdón”. Dijo también: “Los creyentes que más completo tienen su Îmân son los que poseen el mejor carácter”.
Hay dos tipos de conducta, una conducta buena y apreciada, y una conducta mala y despreciada. Entre la conducta buena está respetar y hablar en una forma y adecuada, hablando la verdad y también siendo paciente, tolerante, perdonador y siempre dando preferencia a los demás. Y la conducta mala es hablar de mala manera, actuando en una forma irrespetuosa, incurrir en la mentira, en la ostentación, siendo envidioso, opresor y avaro. Y la buena conducta es actuar en una forma bella, aceptar los malos tratos y responder siempre con palabras buenas. Se puede lograr la buena conducta a través de tres cosas: con conocimiento, generosidad y paciencia.
La persona con buena conducta es siempre apreciada, amada y querida. La gente se beneficia de su presencia, de sus palabras y de su silencio. El mejor ejemplo de esto es Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). Nuestro Dîn exige buenos modales y una buena conducta. Mejoramos nuestra conducta, avanzamos en nuestra religión.
Hermanos y hermanas, quiera Allâh darnos la capacidad y el éxito para aprender e inculcar el hermoso carácter de nuestro querido Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) en nuestras vidas. Âmîn.
Wassalamu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakatuh