Compórtate con la gente de la mejor manera
Un beduino dijo al Profeta Muhammad (saw): “¡Oh, Mensajero de Allâh! Quiero que mi îmân (fe) sea completo”. Rasûlullâh (saw) le respondió: “Embellece tu ajlâq (conducta) y tu îmân estará completo”.
Un beduino dijo al Profeta Muhammad (saw): “¡Oh, Mensajero de Allâh! Quiero que mi îmân (fe) sea completo”. Rasûlullâh (saw) le respondió: “Embellece tu ajlâq (conducta) y tu îmân estará completo”.
“Y cuando Mis siervos te pregunten sobre Mí… Yo estoy cerca y respondo al ruego del que pide, cuando Me pide; así pues, que ellos Me respondan y crean en Mí, ¡ojalá se guíen rectamente!” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 186].
Allâhu akbar, Allâhu akbar, Allâhu akbar, lã ilâha illallâh
Allâhu akbar, Allâhu akbar wa lillâhilhamd
Allâhu akbaru kabîrâ walhamdulillâhi kathîrâ
Wa subhânallâhi bukratan wa asîlâ
Lã ilâha illallâhu wahdah
Una excelente ocasión para pedir a Allâh y agradecerle es el Día de ‘Arafah. No podría haber sido más exacto Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) cuando dijo: “El Haÿÿ es ‘Arafah”.
Allâh dice en cuanto a Ibrahim (‘alaihis-salam): “Antes le concedí la guía a Ibrahîm, a quien bien conocía” [Sûrah Ambiyâ (21), âyah 48].
Estamos acercando los más benditos y virtuosos diez días de Dhul-Hiÿÿah, y en unas semanas más comenzará la peregrinación anual en Makkah.
Dice Allâh en el Qurân: “Glorificado sea Quien transportó a Su Siervo durante la noche, desde la Mezquita Sagrada a la Mezquita Lejana cuyos alrededores bendije, para mostrarle algunos de Mis signos. Él todo lo oye, todo lo ve” [Sûrah Al-Isrâ (17), âyah 1].
Allâh dice en el Sagrado Qurân: “Los creyentes son hermanos entre sí; reconcilien a sus hermanos y tengan temor de Allâh para que Él les tenga misericordia” [Sûrah Al-Huÿurât (49), âyah 10].
Una persona le preguntó al Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Indícame algo en el Islam de lo que no tenga que preguntar a nadie más después de ti” Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) respondió: “Di: “Creo En Allâh”, y luego mantente firme”.
Al-Hilm, la indulgencia, constituye el fundamento del buen carácter, la evidencia de una inteligencia perfecta y un signo de autocontrol. La persona que posea esta cualidad tendrá un gran estatus, un fin muy honrado y cada acto suyo será agradable.