
- Viernes, 30 de Diciembre de 2022
- Yumu‘ah, 6 de Ÿumadal-Ajirah de 1444
- Imâm: Sh. Sulayman E. Jada
En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.
En unas horas más estaremos entrando en otro año en el que Allâh nos dará una vez más la oportunidad y la opción de prepararnos para ese inexorable Día en que nos levantaremos frente a Él. Ese Día cuando cada ser humano esté ante la presencia de Allâh, sólo, desprovisto de toda estirpe, rango o estatus, sea cual fuere su posición en la vida de este mundo.
Allâh dice en el Qurân: “Allâh hace que germinen el grano y la semilla, y hace surgir lo vivo de lo muerto y lo muerto de lo vivo. ¡Ese es Allâh! ¡Cómo pueden desviarse tanto [de la verdad]!” [Sûrah Al-An‘âm (6), âyah 95]. También dice: “Los ha enumerado y contado perfectamente. Todos se presentarán solos ante Él el Día del Juicio. El Compasivo hará que quienes hayan creído y obrado rectamente sean amados [por la gente]” [Sûrah Mariam (19), âyât 94 a 96].
Ya se fue cada segundo, minuto, hora, día, semana, mes y año que pasaron en nuestra vida, y no volverán, porque el tiempo está pasando cada vez más rápido, y esto es uno de los Signos del Qiÿâmah. Por tanto, deberíamos aprender una lección de nuestros piadosos ancestros, en cómo ellos vivieron sus vidas, y por qué Allâh estuvo complacido con ellos. Debemos también aprender una lección de aquellos a quienes Allâh destruyó e hizo desgraciados en este mundo y en la Otra Vida. Entonces cada momento en la vida de un creyente, es una vida de aprendizaje y preparación, pues como los meses y los años terminan inalterablemente, muy pronto nuestras vidas también terminarán. Hoy estamos caminando sobre la tierra, pero mañana ocuparemos un pequeño lugar bajo ella, donde no hay familia ni amigos que puedan acompañarnos, sólo nuestras buenas o malas acciones.
El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Emprended las buenas obras antes de que os lleguen asuntos que os lo impidan: como una pobreza acuciante que os impida realizar una obra benéfica; o una riqueza de abusos y excesos que os entretenga en asuntos mundanales; o una enfermedad que os deje incapacitados para hacer algo; o una vejez que desvaría; o una muerte repentina; o lo peor que se puede esperar, el Anticristo; o lo que es más amargo, la Hora”; dijo también el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Cada día que se levanta el sol y a cada hombre le corresponde dar una sâdaqah por cada una de sus articulaciones; obrar con justicia entre dos es sâdaqah; ayudar a uno a subir a su montura y subirle sus cosas es sâdaqah; las buenas palabras son sâdaqah; cada paso que das encaminándote a la oración es sâdaqah; y si apartas cualquier obstáculo del camino es sâdaqah”.
La tumba es una de las primeras etapas del Âjirah; quien se ha salvado de los horrores de la tumba, el resto de las etapas serán fáciles para él; y quien lo pasa mal en la tumba, todas las etapas siguientes serán difíciles para él. Por eso ‘Uthmân (radiallâhu ‘anhu) al visitar las tumbas lloraba abundantemente.
Hermanos y hermanas, hagamos la firme determinación de que, Inshâ Allâh en el próximo año, cada uno de nosotros hará un esfuerzo en tratar de vivir la vida de acuerdo con lo que agrada y complace a Allâh.
Lo más valioso que hay en la vida del ser humano es su tiempo, porque es el lapso de vida que le corresponde en este mundo y que se va descontando con cada minuto y segundo que pasan. Allâh jura por el tiempo en varios versículos del Qurân debido al rango que ocupa y a la importancia que tiene en la vida del ser humano. Dice Allâh: “Juro por la aurora y por las diez noches” [Sûrah Al-Faÿr (89), âyât 1 y 2]; dice también Allâh: “Juro por la noche (cuando cubre con su oscuridad) y por el día cuando resplandece” [Sûrah Al-Lail (92), âyât 1 y 2]; dice también Allâh: “Juro por el transcurso del tiempo” [Sûrah Al-‘Asr (103), âyah 1]. El tiempo es una bondad con la que Allâh nos ha agraciado, así está señala el Qurân: “Y Él es Quien dispuso la sucesión de la noche y el día para que reflexionéis (en Su grandiosidad) y Le agradezcáis” [Sûrah Al-Furqân (25), âyah 62]. Entonces, ¿de qué manera podemos agradecer la bondad del tiempo? Lo fundamental es que uno lo invierta en concretar mayores logros para que de este modo su tiempo tenga un alto valor. Así, con el comienzo de cada día su vitalidad se verá renovada y su ánimo en el trabajo y la producción levantado, e indudablemente será una mejor persona.
El tiempo es el capital del hombre. Por más que sea abundante no dejará de ser escaso y por más que sea extenso al fin y al cabo es muy corto. Que cada uno de nosotros aproveche de su tiempo porque es su responsabilidad hacerlo. El año que se va deberíamos haber cumplido alrededor de 1.825 oraciones obligatorias ¿Cuántas de ellas hemos cumplido y cuantas no, y cuantas de ellas la hemos hecho en la mezquita en Ÿamâ‘ah? ¿Cuántas de estas oraciones las hemos realizado con devoción y concentración y cuantas de ellas las hemos realizado con apuro? ¿Cuánto Qurân hemos leído? ¿Acaso hemos leído el Qurân con reflexión cada mes, cada dos meses o menos? Si no es así seremos entre aquellas personas de las cuales Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dirá a su Señor en el Día del Juicio Final: “¡Oh, Señor mío! Mi pueblo ha abandonado el Qurân” [Sûrah Al-Furqân (25), âyah 30].
En el año que termina ¿Cuántas veces pensaste en los musulmanes hambrientos mientras tu comías una deliciosa comida? ¿Cuántas veces has recordado a los huérfanos musulmanes cuando tu jugabas con tus hijos? ¿Cuántas veces has hecho Du‘â para los que fueron oprimidos, torturados o asesinados? ¿Cuántas veces te has preocupado por ellos? Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Quien no se preocupa por los asuntos de los musulmanes, no es uno de ellos”.
Hermanos y hermanas, que rápido están acabando los días, los meses, los años en nuestra vida. El tiempo está pasando muy rápido. Uno de los signos del Qiyâmah es que los años pasaran como meses y los meses como semanas y las semanas como días y los días como horas. Por el paso del tiempo estamos alejándonos del momento de nuestro nacimiento y estamos acercándonos hacia nuestra inexorable muerte y la inevitable tumba, hacia el Âjirah, hacia el momento cuando cada uno de nosotros estará parado en frente de su Señor.
Muchos de nosotros en alguna parte tenemos un calendario colgado en la pared, al principio del año estaba lleno de páginas, pero cada día o mes damos vuelta una página de ese calendario y al fin de año no quedará ninguna, solamente la cartulina en que se apoyan las páginas. Así es mi vida y así es su vida, un conjunto de días, un conjunto de noches. Cada vez que pasa un día o disminuye una noche, disminuye nuestra vida, hasta que llegará un día en que partiremos de este Dunia. Hasan Al-Basrî (rahmatullâhi ‘alaihi) decía: “¡Oh, hijo de Âdam! Ciertamente tú eres un conjunto de días. Cada vez que pasa un día de tu parte, pasa una parte de ti”.
Un año completo de la vida del ser humano fue envuelto y el registro de un año completo se llenó y fue puesto o guardado en un archivo, luego fue sellado y el sello no se romperá hasta el Día del Juicio Final. Allâh Altísimo dice en el Qurân: “Todo ser humano será responsable por sus actos, y el Día de la Resurrección le entregaré un libro abierto. [Se le dirá:] “Lee tu libro, pues hoy será suficiente con que tú mismo leas el registro de tus obras [para saber cuál será tu destino]”.” [Sûrah Al-Isrâ (17), âyât 13 y 14]; y dice también: “A cada uno se le expondrá el registro de sus obras, y verás a los pecadores que por temor a su contenido dirán: “¡Ay de nosotros! ¿Qué clase de registro es éste, que no deja de mencionar nada, ni grande ni pequeño?” Encontrarán mencionado todo cuanto hayan cometido, pero tu Señor no oprimirá a nadie.” [Sûrah Al-Kahf (18), âyât 49].
Nosotros como musulmanes acaso hemos hecho un pacto con Allâh para mejorar nuestra conexión y nuestro comportamiento con Él, y no caer en las incesantes trampas del Shaitân cuando decimos “Hoy no, lo haré mañana… hoy no, lo haré mañana” y así va a pasar otro año y así será el camino de nuestra destrucción.
Por eso es sumamente importante para cada uno de nosotros reflexionar y pensar lo que hemos hecho en el año que paso, si hemos encontrado algo bueno agradecemos a Allâh y le pedimos a Él a darnos más Taufîq para seguir haciendo el bien; o si hemos fallado en algo nos arrepentimos y retornamos hacia Allâh con un corazón lleno de pena y remordimiento. Hagamos un pacto con Allâh que vamos a recibir el año que viene con más entusiasmo por nuestro Din que el año que pasó. Por eso, cada segundo es una oportunidad para acercarnos más a Allâh y prepararnos para nuestro Âjirah.
Hasan Al-Basrî (rahmatullâhi ‘alaihi) decía: “Cada día cuando el alba rompe, anuncia: “¡Oh, hijo de Âdam! Soy una nueva creación, soy testigo de tus hechos. Acumula provisión de mí, pues jamás retornaré hasta el Día del Qiyâmah”. Tratemos de pasar los últimos momentos de este año que termina en el Dhikr de Allâh, recitando algo del Qurân, haciendo salâh voluntario en vez de pasarlo en negligencia. Llegar al final de otro año, no es motivo para celebrar, sino tiempo para meditar. ¿Cuánto he preparado para mi tumba? ¿Cuánto más me acerqué a mi Señor? ¿Qué preparativos he hecho para el Âjirah?
Hermanos y hermanas, pedimos Allâh que nos dé más Taufîq para vivir según las enseñanzas de nuestro Dîn y que nos mantenga a nosotros y a todos los musulmanes en paz en serenidad bajo su misericordia y para que alivie los sufrimientos de todos los musulmanes sea donde sea. Roguemos también para que nos proteja de introducir en nuestra vida como musulmanes las costumbres o prácticas de quienes no son musulmanes, para que nos guie y mantenga en el Camino Recto. Âmîn.
Wassalamu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakatuh