- Viernes, 24 de Marzo de 2023
- Yumu‘ah, 02 de Ramadân de 1444
- Imâm: Sh. Yusuf G. Hoosen
En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.
Respetados hermanos y hermanas, la Jutbah de hoy trata acerca de Ramadân, como una única y prefecta oportunidad para hacer cambios en nuestra vida:
Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “La primera noche de Ramadân, Allâh anuncia: “A quien quiera que nos ame, háganle saber que nosotros lo amamos; a quien quiera que nos busque, háganle saber que nosotros lo buscamos; a quien quiera que nos pida su perdón, háganle saber que nosotros lo hemos perdonado”. Y Allâh ordena a los ángeles que registran nuestras acciones, que sólo registren las buenas acciones de Sus siervos en este mes y no las malas”. Por la virtud de este mes, Allâh perdona todos los anteriores pecados de Sus siervos. Por eso el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) se esforzaba durante Ramadân con más ‘ibadât (adoraciones), dhikr (recuerdo de Allâh) y tilâwah (lectura del Qurân), incluso más que en los otros meses; y también solía gastar más en el Camino de Allâh durante este mes.
En Ramadân, debemos esforzarnos con adoraciones y verdadero arrepentimiento, alejándonos de todo pecado, y debemos agasajar con un corazón abierto a nuestro visitante, el bendito mes de Ramadân. Debemos sacarnos la vestimenta del pecado y ponernos las vestiduras de la obediencia, porque este visitante nuestro no está a aquí para imponernos una carga, sino que por el contrario, está aquí para aliviarnos de la carga que arrastramos de todo un año. Un visitante no es una molestia para su anfitrión más de lo que este puede manejar, sino que en este caso el anfitrión se beneficia completamente de la visita. Esta visita viene a nosotros como un doctor, para curarnos de nuestras enfermedades internas y externas. Ciertamente este visitante llega a nosotros con muchos tipos de bendiciones. Esto es porque, como se ha dicho que, si la Ummah del Islam conociera el valor de Ramadân, entonces desearían que todo el año fuera Ramadân.
El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo en una jutbah: “El mes de Ramadân, el mes de las bendiciones, ha venido a ustedes. En él, Allâh se vuelve hacia ustedes y les envía Su especial misericordia, perdona sus faltas, acepta sus súplicas, acepta su competencia en hacer cosas buenas y se enorgullece de ustedes frente a los ángeles. Así que muéstrenle a Allâh su rectitud; ya que, ciertamente, el más miserable y desafortunado es aquél que es privado de la misericordia de Allâh durante este mes”.
En otro hadîth, el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “A mi Ummah le fueron dadas cinco cosas que no fueron dadas a nadie excepto a ella en Ramadân: La primera noche de Ramadân Allâh mira a Sus siervos, y a quien Allâh mira no lo castigará. En su favor los peces en el mar pedirán perdón por el ayunante hasta que rompe su ayuno. Allâh prepara y decora un jardín especial en Ÿannah y luego dice: “Se acerca el tiempo en que Mis siervos fieles serán apartados de las grandes dificultades del mundo y vengan al Ÿannah”. El olor de la boca de un ayunante será más dulce para Allâh que el fragante aroma del almizcle. En la última noche de Ramadân ellos (los ayunantes) son perdonados”. Estas son las bendiciones concedidas a la Ummah de Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), una bendición que no fue otorgada a las naciones de otros profetas (‘alaihimus-salam).
Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo que en el Ÿannah hay una puerta, cuyo nombre es Ar-Raiyân, que está reservada para aquellos quienes solían ayunar en este mundo. Una vez que ellos entren al Paraíso por esa puerta, será cerrada. Por eso el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) exhortaba a sus sahâbah (radiallâhu ‘anhum) a realizar buenas acciones, por ende, ellos no se permitían estar privados de las bendiciones de este mes, que serán conocidas el Día del Qiyâmah. Dice Allâh en el Qurân: “Y que el ser humano no obtendrá sino el fruto de sus esfuerzos. Y por cierto que sus esfuerzos se verán [el Día de Juicio], Y será retribuido equitativamente” [Sûrah An-Naÿm (53), âyât 39 a 41].
Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) solía, también, incentivar a los sahâbah para que se dedicaran a la práctica de todas aquellas acciones que les brindaran cercanía hacia Allâh y alejarse de todas aquellas acciones que los alejan de Allâh. Se narra que el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo que el Ÿannah se hermosea a si mismo durante todo el año para el mes de Ramadân.
El propósito de todos estos dichos del Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) es enseñarnos como una persona se mejora y se forma dentro de su comunidad y en el mes de Ramadân, para preparar al individuo espiritualmente confirmando su fe y confianza en Allâh. Es perfectamente posible para el ser humano construir una gran torre en poco tiempo, pero necesita mucho tiempo para ir mejorando su conducta y carácter, por eso todas las ordenas que Allâh nos dio, como el ayuno, la oración, el zakâh y el Haÿÿ, son para que el ser humano se vaya transformando en una persona que está siempre consciente de Allâh, tanto en público como en privado.
Ramadân nos enseña también como podemos estar consencientes de Allâh en todo tiempo y condición, y como obtener y aprender buenos modales, paciencia y taqwa. Además a través sus bendiciones nos aleja del Fuego del Infierno. El Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Allâh ha impuesto a ustedes ayunar el Mes de Ramadân y también realizar las oraciones de la noche y aquel que ayuna y levanta la oración en la noche con fe y esperanza en la recompensa, sale de sus pecados como el día que nació; y aquel que ayuna en el camino de Allâh, Allâh pondrá entre él y el Fuego del Infierno una distancia de setenta años”.
Roguemos a Allâh que acepte nuestro ayuno y nuestras oraciones y que haga que todo lo que estamos realizando sea solamente para complacerlo a Él. Âmîn.
Wassalamu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakatuh