Las virtudes de Baitul-Maqdis y Masyid al-Aqsa

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Al-Aqsa, la Tierra Bendita bajo el entendimiento islámico, significa tierra asociada a la Barakah; la tierra sobre la cual Allâh derramó sus bendiciones espirituales y físicas y de las que toda la humanidad puede beneficiarse. La Barakah también se extiende a aquella gente que vive dentro de dicha tierra con la condición de que cumplan con las ordenes de Allâh, es decir, que sean practicantes del Islam.

Al-Aqsa ha sido honrada y glorificada por Allâh y ha derramado sus bendiciones para el beneficio, iluminación y guía de toda la humanidad.

Dice Allâh en el Qurân: Glorificado sea Quien transportó a Su Siervo durante la noche, desde la Mezquita Sagrada a la Mezquita Lejana cuyos alrededores bendije, para mostrarle algunos de Mis signos. Él todo lo oye, todo lo ve [Sûrah Al-Isrâ (17), âyah 1]. El Qurân establece que las bendiciones de esta tierra son para todos los mundos, esto significa que será para todas las criaturas de la humanidad hasta la eternidad. Esto implica que las bendiciones no están restringidas a un grupo en específico ni a ciertas personas o especies, sino que abarcan a todo lo vivo y lo no vivo.

Los límites de esta tierra bendita no están claros y hay diferencias de opinión acerca de sus dimensiones exactas. Algunos antiguos sabios del Qurân y el Hadîth, incluyendo a Ibn Kathîr, Al-Qurtubi e Ibn al Yawzi, consideran toda el área del Sham (Líbano, Siria, Jordania y Palestina) es considerada bendita. Otros intérpretes creen que la tierra bendita se extiende desde el Hiÿaz (Arabia Saudita), por todo el Sham y hasta Egipto. Una opinión aún más lógica, es que dentro de lo que se considera Medio Oriente existen bolsones o partes de tierra que son considerados benditos como, por ejemplo, el complejo de Al-Aqsa, La Mezquita del profeta en Madinah y la Mezquita Sagrada de Makkah. Sin embargo, entre todas estas opiniones siempre el complejo de Al-Aqsa se encuentra considerada dentro de la tierra bendita.

Las bendiciones de la mezquita de Al-Aqsa en particular y el área del Sham, en general, están expuestas en el Sagrado Qurân y la Sunnah del Profeta Muhammad. ‘Abdullâh Ibn ‘Umar (radiallâhu ‘anhumâ) narró que el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Oh Allâh! ¡Derrama tus bendiciones sobre nuestro Sham! ¡Oh Allâh! Derrama tus bendiciones sobre nuestro Yemen”. La gente dijo: “¡Oh, Mensajero de Allâh! Y también sobre nuestro Naÿd”. Creo que la tercera vez el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Allí (en Naÿd) es el lugar de los terremotos y las aflicciones y desde allí aparece un costado de la cabeza de Shaitan” [Bujari].

Shuraih Ibn ‘Ubaid (radiallâhu ‘anhu) dijo que la gente de Sham fue mencionada en frente de ‘Alî Ibn Abî Talib (radiallâhu ‘anhu) mientras él se encontraba en Iraq y alguien le dijo: “¡Maldice a esa gente, Oh líder de los creyentes!”. Él respondió: “No. Escuché al Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) decir: “Los sustitutos (al-abdal) se encuentran en Sham (cuarenta hombres) cada vez que uno de ellos muere, Allâh lo reemplaza con otro en su lugar. Por ellos es que Allâh hace descender la lluvia, nos da la victoria sobre nuestros enemigos y mantiene lejos el castigo para la gente del Sham”. [Ahmad].

Al-Quds (Jerusalén) es considerada un lugar característico sobre la Tierra, si no el lugar más característico. Eso es así porque Allâh la ha honrado y glorificado especialmente colocándola en una posición distinguida. Allâh ha movilizado las almas, los sentimientos y las emociones de los creyentes, ligando sus corazones, haciendo que la añoren.

Al-Quds ha estado vinculada a la fe de los musulmanes como algo vivo tanto en sus concepciones como en sus pensamientos, dado los numerosos versículos revelados acerca de la misma en el noble Qurân, y debido a la frecuencia con que el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) se refirió a ella, enumerando sus virtudes y rasgos especiales.

Una de las virtudes más llena de contenido y mencionada en el Qurân y en la Sunnah de Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) es que se la considera una tierra bendecida. Dice el Qurân acerca del Profeta Ibrahim (‘alaihis-salam): “Lo salvé a él y también a Lut, para que fueran a la tierra que bendije para toda la humanidad [Sûrah Al-Anbiyâ (21), âyah 71].

En otra âyah dice: Glorificado sea Quien transportó a Su Siervo durante la noche, desde la Mezquita Sagrada a la Mezquita Lejana cuyos alrededores bendije, para mostrarle algunos de Mis signos. Él todo lo oye, todo lo ve [Sûrah Al-Isrâ (17), âyah 1], refiriéndose al viaje del Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) desde Makkah a Al-Quds (Jerusalén) en parte una noche, pasando por los diferentes niveles del Cielo.

La santidad en este caso es física y moral. La santidad física está representada, por ejemplo, en su ubicación geográfica excepcional, en la variedad de sus rasgos geográficos y en sus numerosos frutos. Su santidad moral está representada por el hecho que los ángeles descendieron allí y que los profetas (‘alaihis-salam) predicaron y fueron enterrados allí. Es la tierra en la que nobles profetas como ‘Isa, Daud y Sulayman (‘alaihimus-salam) nacieron, crecieron y cumplieron sus misiones, o donde emigraron otros profetas como Ibrahim, y Lut (‘alaihimus-salam). Asimismo, muchos profetas como Abraham, Ishaq, Yaqub, Yusuf y Musa (‘alaihis-salam), están enterrados allí. Es el lugar donde el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dirigió la oración en la mezquita Al-Aqsa, acompañado de los otros profetas, en su viaje nocturno.

También es el lugar, como decíamos, donde descendieron los ángeles. El Ÿibrîl (‘alaihis-salam) solía descender del trayendo instrucciones a los Mensajeros y Profetas de Allâh. Otros ángeles descendían allí para comunicar tareas específicas.

Durante la hegemonía Cananita sobre Palestina, el Profeta Abrahim (‘alaihis-salam) emigró allí cuando su pueblo quería matarlo. Abandonó la ciudad de Ur, en Iraq, alrededor de 1805 A.C., junto con su sobrino Lut (‘alaihis-salam) y algunos otros, para intentar propagar su mensaje. ‘Abdullâh bin ‘Umar (radiallâhu ‘anhu) dijo: “Escuché decir al Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Habrá una emigración tras otra. Los mejores habitantes de la Tierra vivirán en el lugar a donde emigró Ibrahim, y los malos estarán por todas partes”. El lugar de la emigración de Ibrahim (‘alaihis-salam) fue, por supuesto, Al-Quds (Jerusalén), la tierra purificada de la idolatría y hecha el lugar de morada para los profetas y los creyentes, su santuario y lugar de entierro.

También ha sido llamada Tierra Santa debido a los lugares sagrados existentes allí, como Masÿid Al-Aqsa, a la cual el Islam considera uno de los tres lugares que conviene visitar. Abû Hurairah narró que el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Emprendan viaje solamente a tres mezquitas: A mi Mezquita (Madinah), a la Mezquita Sagrada (Makkah) y a la Mezquita Al-Aqsa”. En otra tradición describió la virtud que encierra vivir cerca de la mezquita Al-Aqsa y rezar en ella. El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Una oración en la Mezquita Sagrada (Makkah) tiene el valor de cien mil rezos; un rezo en mi Mezquita (Madinah) tiene el valor de mil rezos y un rezo en Al-Quds (Jerusalén) tiene el valor de quinientos rezos (en comparación con el rezo en cualquier otra mezquita del mundo)”.

La historia de Masÿid Al-Aqsa, de acuerdo a un hadîth del Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), se remonta a la época del Profeta Âdam (‘alaihis-salam). Esa tradición dice que Âdam (‘alaihis-salam) construyó la Masÿid Al-Aqsa, cuarenta años después de edificar la Ka’bah en Makkah. Dijo Abû Dhar Al-Ghifari (radiallâhu ‘anhu): “Pregunté al Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘añaihi wa sallam) acerca de la primera mezquita sobre la Tierra y me respondió: “La Mezquita Sagrada (Makkah). Le pregunté cuál fue la siguiente y me respondió: “La Mezquita Al-Aqsa”. Le pregunté cuánto tiempo transcurrió entre la construcción de una y otra y me respondió: “Cuarenta años”.

Al-Aqsa fue renovada primero por el Profeta Yaqûb (‘alaihis-salam) y luego por el Profeta Daûd (‘alaihis-salam). La construcción fue completada por el Profeta Sulaiman (‘alaihis-salam). Ka’ab Al-Ahbar (radiallâhu ‘anhu), uno de los grandes eruditos de la época preislámica que luego se convirtió al Islam, mencionó: “Sulaiman (‘alaihis-salam) edificó Jerusalén sobre cimientos antiguos”. Escribió Al-Zarkashi en su libro A’lam Al-Masaÿid que: “Sulaiman no edificó Masÿid Al-Aqsa, sino que la renovó”.

Hay muchos ahadîth del Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) que expresan que quien vive en Al-Quds (Jerusalén) es como quien combate o está fortificado allí por la causa de Allâh. Entre dichos ahâdith tenemos los siguientes:

Mu‘adh bin Ÿabal (radiallâhu ‘anhu) narró que Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “¡Oh, Mu‘adh! Allâh Todopoderoso te capacitará para conquistar Siria después de mi muerte, desde Al-Arish hasta el Éufrates. Sus hombres y mujeres se guarnecerán allí hasta el Día del Juicio. Cualquiera de entre ustedes que elige el litoral de Siria o Al-Quds (Jerusalén) para vivir, se encuentra en el camino de Allâh hasta el Día del Juicio”.

El Imam Ahmad (rahimahullâh) narró en su Musnad que, Abû Umamah Al-Bahilî (radiallâhu ‘anhu) citó al Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) diciendo: “Un grupo de mi comunidad aún se muestra conociendo la verdad, está venciendo a su enemigo y los que se le oponen no podrá dañarlo hasta que lleguen las órdenes de Allâh. Así es la cosa”. Cuando se le preguntó: “Oh Mensajero de Allâh, ¿Dónde se encuentra esa gente?”, el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) respondió: “Al interior y en los alrededores de Al-Quds (Jerusalén).

Dice Allâh en el Sagrado Qurân: Mantente siempre alerta del día que convoque el pregonero desde un lugar cercano [Sûrah (50), âyah 41]. Los comentaristas dicen que el lugar cercano desde el cual el Ángel Israfîl (‘alaihis-salam) hará sonar su trompeta, es la Roca de Jerusalén. En esta tierra será reunida la gente el Día del Juicio, de acuerdo a los eruditos del Islam.

La devoción de los musulmanes por Jerusalén no se basa en ambiciones terrenales u objetivos colonialistas. En esa devoción no hay un deseo material por expandir su gobierno o dominio, como así tampoco reivindicaciones racistas o nacionalistas. Esa devoción es una combinación de cualidades morales especiales, constituyentes de las razones y motivaciones fundamentales de la preocupación de los musulmanes por Jerusalén, causa por la que trabajan para salvarla y preservarla a lo largo de los siglos. Baitul-Maqdis será la tierra de la resurrección, el lugar en donde una oración equivale a mil en cualquier otro lugar. La persona que va a Masÿid Al-Aqsa con la intención de hacer salâh en ella saldrá de allí como un recién nacido, libre de pecados. [Ibn Maÿah, Musnad Ahmad].

Masÿid Al-Aqsa, fue la primera Qiblah de los musulmanes. Mientras el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) vivió en Makkah, él realizó su oración en dirección a Al-Quds. Los biografos del Rasùlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) señalan que solía ponerse de pie hacia el límite sur de la Ka’bah, para que asi mientras realizaba su oración hacia Al-Quds, la Ka’bah estuviese frente a él.

La importancia de Al-Aqsa para los musulmanes no solo está enfatizada en el hecho de haber sido la primera Qiblah, sino que también por el hecho de que todas las oraciones realizadas por generaciones anteriores en dirección a la mezquita de Al-Aqsa, son válidas hasta el día de hoy. Aún más, los siguientes ahadîth demuestran el respeto que hubo hacia la primera Qiblah, la mezquita de Al-Aqsa, hace necesario que los musulmanes sigan teniendo amor, afecto y respeto hacia Al-Aqsa.

Al-Barâ ibn ‘Azib (radiallâhu ‘anhu) narró: “Cuando Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) vino a Madinah, se quedó primero con sus tíos maternos de entre los Ansâr. Él (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) realizó su oración en dirección hacia Baitul-Maqdis (Jerusalén) durante dieciséis o diecisiete meses, pero deseaba poder rezar en dirección al Ka’bah (Makkah). La primera oración que realizó en dirección a la Ka’bah fue la oración del ‘Asr acompañado de algunas personas. Luego, uno de ellos que había rezado con él salió, pasó por una mezquita en la cual había gente postrándose en dirección hacia Jerusalén. Les dijo: “¡Oh, Allâh! Sé testigo que he rezado con el Mensajero de Allâh en dirección a Makkah (la Ka’bah)”. Al oír esto, la gente cambio la dirección de su oración hacia la Ka’bah inmediatamente. Las gentes del libro solían complacerse al ver al Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) realizar sus oraciones en dirección a Jerusalén, pero cuando cambió la dirección de estas hacia el Ka’bah, lo desaprobaron de inmediato”. [Sahih Bujari].

‘Abdullâh Ibn ‘Umar (radiallâhu ‘anhu) narró: “Rezamos con el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) en dirección hacia Al-Quds (Jerusalén) durante dieciséis o diecisiete meses. Luego Allâh le ordenó dirigir su rostro hacia la Qiblah (Makkah)”.  [Bujari].

El Qurân en su propio estilo elocuente y único, también se refiere a Al-Quds mediante símbolos, diciendo: Juro por la higuera y el olivo, por el monte Sinaí, y por esta ciudad segura [Makkah] [Sûrah At-Tin (95), âyât 1 y 3]. Aparte de la interpretación directa de este versículo, existen muchos sabios que interpretan este verso en un sentido simbólico: 1) El higo y la aceituna representan montañas, el monte de los higos en Damasco y el monte de los olivos en Al-Quds justo fuera del complejo de Al-Aqsa. Todos están de acuerdo que, respecto de la ciudad segura, esa ciudad es Makkah; 2) El higo y la aceituna se refieren a la mezquita de Damasco y a Al-Aqsa en Al-Quds respectivamente; 3) El higo y la aceituna se refieren a dos lugares. Damasco y Al-Quds; esto concuerda con el segundo siendo el monte Sinaí y el tercero siendo Makkah.

La grandeza y la elevada posición de Al-Aqsa puede ser estimada por el hecho de que Allâh hace un juramento en nombre de estas ciudades ya que representan los lugares más benditos en esta tierra. Este versículo en el que Allâh hace este juramento por Al-Quds y sus alrededores fue revelado en Makkah antes de la Hiÿrah en 622.

El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) uso todos los medios posibles para asegurarse que la Ummah no olvidara Al-Aqsa. El más sagrado viaje para los musulmanes es el viaje al Haÿÿ o la ‘Umrah, y el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo que cada musulmán debería considerar hacer este viaje pasando por Al-Aqsa para completar los ritos. Se convirtió en lo normal que nuestros antepasados piadosos siguieran el consejo del Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), vistieran su ihram en Al-Aqsa. Las numerosas referencias en la shariah a Al-Aqsa asegura que esta se mantenga presente en nuestras preocupaciones y también sirve como advertencia para los creyentes de no ser negligentes con ella. El consejo del Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y la tradición de los piadosos predecesores requiere ser revivida y los creyentes deben esforzarse para vestir su ihram desde Al-Aqsa antes de continuar su viaje hacia el Haÿÿ o ‘Umrah en Makkah. Um Salamah (radiallâhu ‘anhâ), narra que el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Si alguien viste su ihram para el Haÿÿ o ‘Umrah desde Al-Aqsa y luego continua hacia la Mezquita Sagrada, todos sus pecados pasados y presentes el serán perdonados, o se le garantizará el Paraíso.

Quiera Allâh darnos el Taufîq de entender estas enseñanzas. Âmîn.

Wassalamu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakatuh

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