- Viernes, 15 de Marzo de 2024
- Yumu‘ah, 5 de Ramadân de 1445
- Imâm: Sh. Sulayman E. Jada
En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.
Hay conexión y una relación muy fuerte entre el Qurân y el mes de Ramadân, es una relación que sólo la siente la gente de la fe y los portadores del Qurân, ya que el creyente encuentra en la lectura del Sagrado Qurân una tranquilidad que no siente en otra cosa, en especial en el mes del ayuno, además siente la dulzura cuando reflexiona en sus versículos y cuando estudia sus leyes, sus historias y sus noticias, lo que lo hace aferrarse aún más a su lectura y recitación.
El hecho de que la revelación del Qurân haya ocurrido en este mes, es una prueba de que es el mes del Qurân, como dice Allâh: “En el mes de Ramadán se hizo descender el Corán, dirección para los hombres y pruebas claras de la Guía y del Discernimiento; así pues, quien de vosotros vea el mes, que ayune, y el que esté enfermo o de viaje que lo haga en otro momento, por el mismo número de días. Allah quiere para vosotros lo fácil y no lo difícil, pero quiere que completéis el número (de días) y que proclaméis la grandeza de Allah por haberos guiado. ¡Ojalá seáis agradecidos!” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 185].
Dijo el imâm Ibn Kathîr (rahmatullâhi ‘alaihi) comentando este versículo: “Eso -la revelación del Qurân- fue en el mes de Ramadân, en la noche del decreto de dicho mes, como dijo Allah Altísimo: “Es cierto que lo hicimos descender en la noche del Decreto” [Sûrah Al-Qadr (97), âyah 1].
Dice Allâh en otro versículo: “Lo hicimos descender en una noche bendita; en verdad somos advertidores” [Sûrah Ad-Dujân (44), âyah 3]. Luego el Qurân fue revelado al Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) poco a poco según la necesidad y las circunstancias.
Otra cosa que prueba la fuerte relación que hay entre el Qurân y el mes de Ramadân, es el hecho de que Ÿibrîl (‘alaihis-salâm) solía repasar el Qurân con el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) cada noche de Ramadân, como ha sido indicado en el hadîth que está en los dos libros de sahîh, Al-Bujari y Muslim: “Le presentaba (a Ÿibrîl) el Qurân todas las noches… hasta que fue el último año de su vida, entonces se lo recitó dos veces…”.
También la oración del Tarawîh en las noches de Ramadân y el resto de las oraciones voluntarias que son una prueba clara de esta fuerte relación, ya que dichas oraciones no se pueden realizar sino con la lectura del Qurân. Dice Allâh en el Qurân: “Y vela parte de la noche como un acto voluntario para ti, puede que tu Señor te eleve a una estación digna de alabanza” [Sûrah Al-Isrâ (17), âyah 79].
Dice Allâh: “¡Permanece rezando por la noche a excepción de un poco! La mitad o algo menos, o algo más. Y recita el Qurân pausadamente” [Sûrah Al-Muzammil (73), âyât 2 a 4]. Todo mediante la recitación del Qurân.
También el versículo donde Allâh dice: “¿Acaso quien se entrega a la adoración en las horas de la noche, postrado y en pie, ocupándose de la Última Vida y esperando la misericordia de su Señor…? Di: ¿Son iguales los que no actúan y los que sí actúan? Sólo recapacitarán los que saben reconocer lo esencial” [Sûrah Az-Zumar (39), âyah 9]. Sólo se puede poner en práctica a través de la lectura del Qurân, ya que la palabra “qunût” significa pararse largamente durante la oración, y eso es sinónimo de una recitación larga y abundante. Por eso Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) solía pararse durante la noche hasta que sus pies se hinchaban, sus compañeros le preguntaron: “¿Por qué haces eso, si Allâh ha perdonado todas tus faltas, pasadas y futuras?” Respondió: “¿No debo ser, acaso, un siervo agradecido?”.
El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) rezaba once raka‘ât todas las noches, según otras versiones: trece. y era constante con eso en Ramadân y fuera de él. También decía: “La oración de la noche se hace de dos en dos raka‘ât, y cuando teman quedarse dormidos, recen una como witr.
Cuando el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) se enfermaba rezaba sentado, y siempre ordenaba a sus compañeros rezar durante las noches y ser perseverantes, le dijo una vez a ‘Abdullah Ibn ‘Amr Ibn Al-‘As (radiallâhu ‘anhu): “¡Oh ‘Abdullah! No seas como fulano, que solía rezar por las noches, pero luego dejó de hacerlo”.
También dijo el Nabî (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Quién se queda en el salâh con el imâm hasta que éste se retira, le será anotada la adoración de una noche entera” ¡Que virtud más grande!
Es por eso por lo que las historias de los sahabah con la adoración de la noche son impresionantes, se decía que, si pasaras por las casas de los sahabah por la noche, escucharas un zumbido como el de las abejas. Quiere decir que se escuchaban voces desde todas las casas al mismo tiempo, algunos rezaban, otros recitaban el Qurân, otros hacían Istigfâr y algunos lloraban mientras suplicaba a Allâh.
Abû ‘Uthmân An-Nahdi dijo: “Fui el huésped de Abû Hurairah (radiallâhu ‘anhu) durante siete noches, y me fijé que él, su esposa y su sirviente se dividían la noche. La esposa rezaba un tercio, el sirviente un tercio y Abû Hurairah el tercio restante”.
El Mensajero de Allah (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) elogió a ‘Abdullâh Ibn ‘Umar (radiallâhu ‘anhu) una vez diciendo: “¡Que buen hombre es ‘Abdullâh! Si solo se levantará durante la noche…” Después de eso ‘Abdullâh no dormía en la noche sino un poco.
Que Allâh esté complacido de los nobles sahabah y nos ayude a seguir sus pasos, para compartir con ellos esta gran virtud: “Los que hayan sido temerosos estarán en jardines y manantiales, recibiendo lo que su Señor les dé. Antes habían hecho el bien. Era poco lo que dormían de noche, y en el tiempo anterior al alba pedían perdón” [Sûrah Adh-Dhâriyât (51), âyât 15 a 18].
Los sabios del Islam están de acuerdo en que la mejor forma de recordar a Allâh es a través de la lectura del Qurân. Sufiân Ath-Thauri dijo: “Escuchamos que la recitación del Qurân es la mejor forma de recordar a Allâh”.
El Imâm An-Nawawî (rahmatullâhi ‘alaihi) dijo: debes saber que la recitación del Qurân es el mejor dhikr, pero debe ser una recitación con reflexión en los significados.
Se narra acerca de ‘Uthmân (radiallâhu ‘anhu) que leyó el Qurân completo en una sola noche. Había quien lo recitaba durante las oraciones de Ramadân en tres noches, otros cada siete, otros cada diez noches. Lo recitaba en el salâh y fuera de él. El imâm Ash-Shafi’i leía el Qurân sesenta veces en Ramadân, fuera de la oración. Qatadah lo terminaba cada siete días fuera de Ramadân, en Ramadân, cada tres y en los últimos diez días de Ramadân, cada noche. El imâm Malik, cuando comenzaba Ramadân, solía dejar de lado sus charlas y clases de ahâdîth, para concentrarse únicamente en el Qurân. Sufiân Ath-Thauri dejaba de lado muchas obras de adoración que hacía antes de Ramadân, para dedicarse exclusivamente al Quran.
No hay duda de que la reflexión en los versículos del Qurân es necesaria durante la recitación, dice Allâh: “¿Acaso no meditan el Corán o es que tienen cerrojos en el corazón?” [Sûrah Muhammad (47), âyah 24]. También dice Allâh: “Los hay que no saben ni leer ni escribir y no conocen el Libro, tan sólo son sus deseos y no hacen sino suponer” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 78]. En este último versículo, no sabe leer ni escribir quiere decir que leen el Libro pero no reflexionan sobre sus significados y no practican lo que dice.
Por eso hermanos y hermanas, cuidemos nuestra lectura y recitación del Qurân en el mes de Ramadân, con reflexión y corazón presente. debemos tener una cantidad diaria establecida en la que no fallemos ni la descuidemos, para poder disfrutar de las virtudes de este mes bendito. No olvidemos exhortar a nuestras familias e hijos a hacer lo mismo, para que sean parte de las grandes recompensas.
Wassalamu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakatuh