En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Dice Allâh Altísimo en el Sagrado Qurân: “Habrán triunfado los creyentes. Aquéllos que en su salâh están presentes y se humillan. Los que de la frivolidad se apartan (…) Y aquéllos que con lo que se les confía y de sus compromisos son cumplidores. Y los que cumplen sus oraciones. Ellos son los herederos, que heredarán el Firdaus, donde serán inmortales” [Sûrah Al-Mu’minûn (23), âyât 1 a 11].

Todo el tiempo se nos alienta a estar conscientes de Allâh. Como humanos no sabemos ni siquiera lo que ocurre con nosotros mismos. Pero nada está oculto para Allâh. Dice Allâh también: “Él posee las llaves de lo oculto y nadie más que Él las conoce. Él sabe lo que hay en la costa y en el mar. No hay hoja de árbol que caiga sin que Él lo sepa, ni grano en el seno de la tierra, o algo que esté verde o seco, sin que se encuentre registrado en un libro evidente” [Sûrah Al-An‘âm (6), âyah 59].

Abû Hurairah (radiallâhu ‘anhu) narró que el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), dijo: “Lo más cerca que un Siervo puede estar de su Señor es cuando está en postración, así que invoca a Allâh mucho en ella” [Muslim y Abû Dâwûd]. Cuando un musulmán está en su salâh (oración), está volviendo su rostro hacia Allâh; y cuando él se postra en su oración, está lo más cerca que pueda estar de Allâh Altísimo, así que es mejor invocar a Allâh en ese momento.

Abû Hurairah (radiallâhu ‘anhu) narró que el Enviado de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Dirá Allâh Subhânahu wa Ta‘âlâ: “¡Yo soy como mi siervo cree que Soy con él! Estoy con él si Me recuerda. Cuando Me recuerda en la intimidad de su ser, lo recuerdo en la intimidad de Mi Ser, si Me recuerda ante un grupo, lo recuerdo ante un grupo mejor que su grupo” [Al-Bujâri y Muslim].

Si estás atravesando momentos de angustia y dolor, recuerda a Allâh, invoca Su nombre y pídele ayuda. Coloca tu frente en el suelo y alábalo para obtener así la verdadera libertad. Eleva tus manos mientras realizas la súplica, y pídele constantemente. Póstrate frente a Su puerta, ten buenos pensamientos sobre Él y espera Su ayuda. Entonces encontrarás la felicidad y el éxito verdadero.

El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Ten en mente que el éxito se alcanza con la paciencia y el alivio llega después de la dificultad”. No te deprimas, porque tienes a tu Señor, quien dio solución a tus asuntos ayer, y te las dará de igual manera mañana.

Rabî’ah Ibn Ka’b Al-Aslamî (radiallâhu ‘anhu), criado del Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), y que era de As-Suffa uno de los que estaban instalados al final de la mezquita y que no tenían vivienda por su pobreza dijo: “Dormía con el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y le solía traer el agua para la ablución y lo que necesitaba. Pues, me dijo: “¡Pídeme algo!” Y yo le dije: “Pide a Allâh que esté yo en tu compañía en el Paraíso” Y dijo: “Pídeme otra cosa que no sea esa” ‘Dije: “¡No, eso mismo!” Dijo: “Ayúdame pues, en mis peticiones, orando tú con frecuencia”.

Una vez Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) entró en su Mezquita y encontró a Abû Umâmah (radiallâhu ‘anhu) en momentos en que normalmente no había nadie, entonces le preguntó: “¡Oh Abû Umâmah! ¿Qué haces aquí a esta hora?” Él dijo: “Me tienen aquí las preocupaciones, la ansiedad y las deudas” (aquellos que sufren preocupaciones mundanas y están afligidos por las deudas, saben lo que realmente este sahâbih podría haber estado sufriendo). El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) le dijo: “¿Quieres te enseñé unas palabras que, si tú las recitas, Allâh removerá tus preocupaciones y solucionará tus deudas?”. Abû Umâmah (radiallâhu ‘anhu) dijo: “¡Si, por favor enséñame esas palabras!”. Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) le dijo: “Recita el siguiente Du‘â en la mañana y en la tarde”:

Allâhumma inni a‘udhubika minal-ham-mi wal-huzni,

wa a‘udhubika minal-‘aÿzi wal-kasli,

wa a‘udhubika minal-ÿubni wal-bujli,

wa a‘udhubika min galabatid-daini wa qahrir-riyâl

Su significado es: ¡Oh Allâh! Me refugio en Ti de las preocupaciones y las tristezas, me refugio en Ti de la debilidad y la vagancia, me refugio en Ti de la cobardía y la avaricia, me refugio en Ti de estar agobiado por las deudas y de ser dominado por los hombres.  Continuó su relato diciendo: “Dije dichas palabras en la mañana y no se escondió el sol en el mismo día, salvo que Allâh removió mis preocupaciones y soluciono mis deudas”.

Otro buen ejemplo, son los pasos de Bilal (radiallâhu ‘anhu) que se escucharon en el Paraíso antes que los pasos el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). Abû Hurairah (radiallâhu ‘anhu) narró: “En el momento de la oración del Faÿr, el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) le preguntó a Bilal (radiallâhu ‘anhu): “Cuéntame de la mejor acción que hiciste después de abrazar el Islam, porque escuché tus pasos frente a Mi en el Paraíso”. Bilal respondió: “No hice nada que valga la pena mencionar, excepto que cada vez que realizaba abluciones durante el día o la noche, rezaba después de la ablución”.

Abû Hurairah (radiallâhu ‘anhu) narró que una mujer de piel oscura solía barrer la mezquita, y el Mensajero de Allah (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) notó su ausencia, así que preguntó por ella, y se le dijo: “Ella ha fallecido”. Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “¿Por qué no me informaste?” Abû Hurairah (radiallâhu ‘anhu) dijo: “Era como si consideraran que el asunto no tenía importancia” Ellos le mostraron dónde estaba su tumba, y él (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) hizo la oración fúnebre por ella, luego dijo: “Estas tumbas están llenas de oscuridad para los que residen en ellas, y Allâh, el Todopoderoso, las ilumina con mi oración sobre ellas”. [Al-Bujari y Muslim].

A través de estos ejemplos y estas historias, Allâh nos enseña que luego de las lágrimas llega la sonrisa, el miedo es reemplazado con el bienestar y la serenidad se apodera de la ansiedad.

Quiera Allâh darnos el Taufîq de entender estas enseñanzas y poder practicarlas. Âmîn.

Wassalamu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakatuh

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