En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos traído al Camino Recto, honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, quien transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por Su orden. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

“¡Oh, creyentes!, temed a Allâh (cumpliendo Sus mandatos y absteniéndoos de lo que os prohíbe), y que cada uno considere lo que ha preparado para el día de mañana (el Día de la Resurrección); y sed piadosos. Ciertamente, Allâh está bien informado de lo que hacéis.” [Sûrah Al Hashr (59), âyah 18].

La Jutbah de hoy trata sobre el regalo del Salâh en el Viaje Nocturno del Isra wal Mi’râÿ. El Isrâ’ (viaje nocturno) seguido por Al-Mi’râÿ (la ascensión celestial) fue uno de los grandes signos y regalos de Allâh en la vida del Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). En este viaje el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) ascendió junto con Ÿibrîl a los cielos, donde se encontró con los profetas Adam, Yahia, Isa, Idris, Hârûn y Musa, (que la paz sea con todos ellos). En el séptimo cielo, se encontró con Ibrahim, (la paz sea con él).

Luego fue llevado a la Divina Presencia. Los detalles de este encuentro están bellamente detallados en el comienzo de Sûrah Al Isrâ’ (El Viaje Nocturno) y el comienzo de la Sûrah An-Naÿm, (El Astro):

“¡Alabado sea Aquel que tomó a Su siervo (Muhammad) durante la noche para llevarlo de la Mezquita Sagrada de La Meca al templo de Jerusalén, cuyos alrededores bendijimos (con frutos y cultivos), con el fin de mostrarle las pruebas de Nuestro poder! En verdad, Él es Quien oye y ve todas las cosas.” [Sûrah Al-Isrâ’ (17 ), âyah 1].

“Después se aproximó cada vez más, hasta una distancia de dos arcos (de Muhammad), o puede que menos. Entonces (Allâh) reveló a Su siervo (a través del ángel Gabriel) lo que le reveló. El corazón (de Muhammad) no negó lo que vieron sus ojos. ¿Vais a discutirle lo que vio (¡habitantes de La Meca!)? Y, ciertamente, vio (al ángel Gabriel) en su forma original en otra ocasión, junto al azufaifo fronterizo, cerca de donde se halla el jardín de la morada eterna (prometido a los piadosos), cuando el azufaifo quedó cubierto por aquello que lo cubrió. Su mirada no se desvió ni traspasó el límite (ordenado por Allâh).

En verdad, (Muhammad) contempló algunas de las mayores pruebas (de la grandeza) de su Señor.” [Sûrah An-Naÿm (53), âyah 8-18].

Fue en este viaje, y en medio de esta cercanía con Allâh, que Allâh le obsequió a esta Ummah el mayor regalo que hemos recibido. El Salâh.

El Salâh es, como bien sabemos, uno de los 5 pilares del Islam. Es la esencia de nuestro Din. Es el mayor regalo después del îmân, que le ha otorgado Allâh Ta’ala a esta Ummah, la Ummah de Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). Son 5 con la recompensa de 50.

Dice Allâh Altísimo: “Ciertamente, Yo soy Allâh, no hay ninguna otra divinidad verdadera fuera de Mí. Adórame, pues, (solo a Mí) y cumple con la oración para glorificarme.” [Sûrah Taha (20), âyah 14].

Dice también Allâh Altísimo, mientras enumeraba las cualidades que hacen exitoso al creyente: “Ciertamente, los creyentes triunfarán; esos que rezan con recogimiento (temiendo a Allâh).” [Sûrah Al-Mu’minûn (23), âyah 1-2].

El salâh tiene el maravilloso poder de limpiar los pecados. Nuestro amado Profeta, (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), puso el ejemplo de una persona que, a la puerta de su casa, corre un río caudaloso y profundo. Esta persona se baña en él 5 veces al día. ¿Puede alguien imaginar, que después de esto quede algo de suciedad en la persona? Pues ese es el ejemplo de las 5 oraciónes diarias: Allâh perdona por medio de ellas los pecados.

Narró Uthmân, que Allâh esté complacido de él, que el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “No hay un creyente al que le llegue el tiempo de una de las oraciones prescritas, y perfeccione su ablución, su devoción y su inclinación, sin que esta sea una expiación para los pecados que le precedieron, siempre y cuando no se hayan cometido algún pecado mayor, y así será por siempre.”

Estas son algunas de las recompensas del salâh. Sin embargo, el salâh realizado en congregación tiene una recompensa 25 veces más alta que la que se reza individualmente, como narró Abu Hurairah y Abu Sa’îd. Abdullah Ibn Umar narró que esta llega incluso a ser 27 veces más elevada, (que Allâh esté complacido de ellos). Y es por esto, quizá, que el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “si la gente supiera la recompensa que hay en el llamado a la oración y en la primera fila, y no tuvieran más remedio que sortearlas, las hubieran sorteado”

Como mencionamos al principio, el salâh es un regalo de Allâh para nosotros. Pero no es un regalo que se pueda aceptar o rechazar. ¿Y quién podría ser más negligente que el que rechaza el regalo de Allâh?

Dice Allâh Altísimo: “Mas los siguió una generación que descuidó la oración y siguió sus propias pasiones. Esos estarán abocados a la perdición.” [Sûrah Mariam (19), âyah 59].

Cuando Umar, que Allâh esté complacido de él se encontraba herido en su lecho de muerte, solía perder el conocimiento y recuperarlo, y cada vez que despertaba, lo primero que hacía era preguntar por el salâh. Luego pedía que lo ayudaran a rezar y decía: “no tiene parte en el Islam aquel que abandona su Salâh.”

Pedimos a Allâh que nos haga de entre de aquellos que son firmes en cumplir con las oraciones obligatorias y cosechan de sus recompensas. Âmîn.

Wassalamu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakatuh

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